Todas las estadísticas de transportes coinciden: los viajes familiares en avión son cada vez más comunes. Y por esto, es clave pensar las repercusiones que un vuelo puede causar sobre la salud de los más chicos.
“Si bien no hay datos disponibles sobre eventos adversos pediátricos respecto de viajar en avión, es importante que el pediatra considere algunos temas de salud durante el vuelo para identificar a los niños con mayor riesgo de complicaciones”, resumió a PERFIL Verónica Aguerre, del Servicio de Neumonología del Hospital Garrahan y autora de un paper para la revista de la Sociedad Argentina de Pediatría sobre el tema.
Los médicos dicen que las precauciones deben comenzar antes del nacimiento. Y la primera pregunta es: ¿hasta qué semana se aconseja viajar? “No hay una receta única; pero si es un embarazo normal, la fecha tope es por la semana 33. Aunque hay situaciones en las que conviene bajar ese límite, como embarazos múltiples o si hay diabetes gestacional”, detalló Ariel Masquef, obstetra del Hospital Rivadavia y del Instituto Halitus.
Primer viaje. ¿Qué se recomienda para el primer vuelo? Que el recién nacido tenga una semana de vida, para asegurar su estado de salud. Aunque si es mayor, mejor. “Si bien la edad no es un factor que inhabilite a los niños a viajar, se sugiere que lo mejor es después de la semana seis”, dijo Ariel Almada, de la guardia pediátrica del Centro Swiss Medical. “Tampoco se aconseja hacerlo con prematuros, ya que es un grupo de riesgo.”
Durante el viaje, la preocupación central es el oído. Según un documento de la Universidad de Minnesota, EE.UU., de cada cien niños que vuelan unos 15 sufrirán dolor de oídos. “En chicos sanos puede haber barotrauma, o sea molestias y dolores, especialmente en el ascenso o descenso”, detalló Aguerre. Es que si bien la cabina está presurizada, durante el vuelo hay cambios de presión que afectan el oído medio y causan taponamientos. “Para equilibrar la presión, hay que estimular la deglución: una mamadera o vaso de agua sirve”, detalló Almada. Y Aguerre sugirió recurrir a un chupete o a la teta de la mamá.
Volar, salvo para chicos con enfermedades respiratorias, es seguro, a punto tal que “ni quienes sufren una otitis media aguda tienen contraindicado viajar en avión. Tampoco los asmáticos tienen problemas para volar, aunque se recomienda tener a mano las medicinas recetadas.
Otro tema común es el uso de medicamentos de venta libre para inducir el sueño, que podrían facilitar un viaje tranquilo. Si bien es un consejo común entre padres, los médicos no lo recomiendan. Incluso porque puede haber un efecto “rebote” y una demora imprevista en el vuelo podría terminar con un chico sobreexitado.
Como los adultos, los bebés sufren el jet lag, pero los afecta menos. “Los chicos lo toleran más, quizás porque tienen más concentración de melatonina” explicó la pediatra. Y frente al mareo, Almada aclaró que “raramente afecta a los menores de dos años. Aunque sí son frecuentes en el barco o en el auto, no tanto en el avión”. Con todo, recomienda comer lo menos posible antes del viaje, y agrega que la posición ideal es acostado boca arriba con la cabeza apoyada.
Además, no se recomienda medicar a los menores de 2 años para prevenir vómitos.
Fuente: perfil.com