De acuerdo con Literat, hay una idea generalizada de que el esfuerzo durante la actividad sexual puede provocar una exacerbación de la patología. Pero advierte: «El fantasma del infarto durante el coito es una fantasía presente en la mayoría de estos pacientes.»
Otro de los mitos que según la especialista abunda es aquello de que la sexualidad debe y puede funcionar en forma independiente al resto del organismo. Y, sin embargo, lo que ocurre es todo lo contario: «es fundamental darle el lugar que corresponde al buen estado de la salud, para el correcto funcionamiento del aparato sexual y reproductivo».
La sexualidad como función fisiológica está muy relacionada con el buen funcionamiento de los aparatos cardiovascular y respiratorio, dado que durante la respuesta sexual intervienen los dos sistemas. El cariodivascular, para enviar sangre a la piel y órganos genitales; y el respiratorio, para aportar el oxígeno necesario para el funcionamiento del aparato muscular que también participa.
«Esto se evidencia -describe Literat- en el aumento de las frecuencias tanto cardiaca como respiratoria durante la etapa de excitación sexual».
Cuando una persona padece algún trastorno cardíaco, como un infarto de miocardio, problemas valvulares, enfermedades coronarias o de origen respiratorio como asma, EPOC, enfisema, u otra, la función sexual puede verse limitada.
«Tanto neumonólogos como cardiólogos conversan con sus pacientes respecto a la reinserción laboral, la rehabilitación física y psicológica que deben realizar para recuperar un aceptable estado físico y como perder el miedo frente a las actividades que conllevan algún tipo de esfuerzo.»
Pero, según la especialista, son pocas las veces en que los enfermos tienen la oportunidad de aclarar todas sus dudas en cuanto a cómo retomar su vida sexual sin riesgos.
Existen otras variables primordiales a tener en cuenta para una vida sexual saludable en medio de una enfermedad o después de una cirugía reparadora. Literat las resume en una pareja estable, técnicas sexuales adecuadas a cada paciente que los sexólogos deberían enseñarles a los enfermos y a sus parejas.
«A eso se le suma una rehabilitación post quirúrgica o post evento clínico adecuada. Su objetivo debe ser que el o la paciente recupere un estado físico aceptable y un estado psíquico que les permita alejar miedos injustificados y poder vivir con plenitud.»