Sin embargo, no es tiempo para probar nuevas posiciones, especialmente si requieren de mucho esfuerzo físico ni tener relaciones sexuales bruscas porque también aparecen nuevas sensaciones.
«El embarazo implica una serie de modificaciones físicas y psíquicas que pueden afectar las relaciones interpersonales de la pareja, como la sexualidad. Pero no existen estímulos natos ni frenos para la sexualidad en el embarazo», continúa Masquef. Lo que existen son miedos en ambas partes, alegría y cambios en la intimidad que llevarán a un entendimiento nuevo.
«El embarazo moviliza diferentes fantasmas como, por ejemplo, la separación, angustia o amenaza en cada uno de los miembros de la pareja, y si no están resueltos pueden llevar a la pareja a no gozar ni disfrutar la sexualidad en el embarazo», expone Susana Rasinsky, licenciada en Psicología y Ciencias de la Educación. Y agrega: «Las relaciones sexuales durante el embarazo deberían seguir naturalmente como eran antes».
Pero Masquef aclara: «Salvo que exista alguna patología que contraindique el coito como las pérdidas en las primeras semanas de la gestación, la ruptura prematura de membranas o la amenaza de partos prematuros». El especialista continúa: «Cuando una pareja desea compartir sentimientos de intimidad y amor, lo puede hacer sin necesidad de una relación coital, con penetración. Se puede recurrir a masajes y caricias que pueden ser una importante fuente de placer y comunicación íntima tanto durante el embarazo como fuera de él». Hay distintos tipos de masajes eróticos que pueden permitir una gran noche de amor.
Ahora, si no hay deseo, Rasinsky recomienda una consulta profesional: «Si los dos se sienten excluidos o frustrados por el embarazo, esto puede desplazarse como agresión o indiferencia y no favorece al bebé ni al desarrollo del embarazo».
«La frustración del hombre y la mujer ante la falta de deseo sexual de la pareja se puede evitar con la información de los cambios que se producen durante el embarazo sigue Masquef. El sexo es una de las formas de fortalecer la relación de pareja, más aún en esta etapa».
Por eso, la integración del padre es primordial. «Debe apoyar a la mujer en este momento especial de cambios mediante la comprensión y contención y acompañándola en los controles prenatales», indica el obstetra.
«El niño lo siente y es fundamental que perciba que es producto del deseo de los dos padres.
El hombre debe acompañar a la mujer con caricias en la panza, en el cuerpo, ir a los controles, escuchar al bebé. Si el embarazo es vivido como una prolongación del proyecto de vida de la pareja y del amor de los dos, el nacimiento será más pleno», enumera Rasinsky. Después de todo, cómo decía el escritor francés Paul de Kock, «los niños adivinan qué personas los aman. Es un don natural».
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Cómo es cada etapa
«En la primera etapa del embarazo el hombre se encuentra estimulado ya que no percibe cambios significativos en la figura femenina. Pero en la mujer se producen cambios bruscos hormonales que generan náuseas, vómitos, cansancio y disminución del apetito sexual», desarrolla Masquef. Por eso, es probable que en estos meses la mujer no desee tener relaciones sexuales y ambos tengan que aprender juntos a disfrutar sin perder intimidad.
«En la segunda y última etapa del embarazo, habitualmente se invierte el deseo sexual y el hombre nota cambios en el cuerpo femenino, percibe los movimientos fetales, tiene miedo a dañar al bebé mientras que la mujer se encuentra plena y con aumento del apetito sexual», continúa Masquef. De todas maneras, no a todas las mujeres les sucede lo mismo ni todos los hombres sienten igual.
Por lo que, si logran respetarse y ser pacientes, ambos podrán disfrutar a pleno del embarazo y la familia que están formando.
Fuente: Clarín