En estos días la visita de Ricky Martin a nuestro país y el relato orgulloso de su paternidad, puso nuevamente en el tapete el tema del útero subrogado o útero portador. Y diferentes casos de famosos llamaron la atención de la opinión pública.
En Argentina, este sigue siendo un tema de debate, que despierta controversias según lo que cada individuo entienda por buenas razones para actuar de acuerdo a la necesidad y el deseo individual.
El útero portador o útero subrogado se trata de un acuerdo entre partes en la que una mujer lleva adelante un embarazo para otra persona o pareja. Según el caso, la mujer portadora podrá tener una relación genética –si aporta un óvulo- o ninguna en el caso de que el embrión haya sido formado con óvulos y espermatozoides de terceros. Además, puede haber o no, un acuerdo económico entre las partes.
Existen diferentes situaciones en las que puede aplicarse: en una pareja heterosexual o en una mujer sola, cuando tiene algún problema en su útero o porque corre un riesgo de vida en caso de embarazo. También, se utiliza caso de parejas homosexuales o de un hombre solo, como es el caso de Ricky Martin, que tienen deseos de ser padres.
Las controversias
A pesar de que esta técnica no es nueva y se viene realizando hace años en distintos países, los especialistas médicos tenemos diferentes posturas respecto a su utilización.
En general, muchos médicos condenan la técnica dejando de lado su aspecto clínico. Muchos de ellos se preocupan por si surgen inconvenientes en la ejecución del contrato y en las consecuencias que de ello se derivan para quienes quieren ser padres, para la mujer que esta gestando y para el fruto de la gestación. Si bien esto es un riesgo, no es menos cierto que con una legislación coherente y una justicia que acompañe, los riesgos se minimizan.
Adhiero a quienes entienden al útero portador como una técnica válida que, dentro del marco legal adecuado, es plausible de ser aplicada. Cada especialista debe expresarse desde su fuero individual y emitir opiniones en singular. Quien está de acuerdo, lo recomendará, y quien no, lo condenará.
En Argentina, no se recomienda realizar esta técnica justamente por la ausencia de un marco regulatorio. Porque según la legislación vigente, madre es quien da a luz, lo que anula cualquier contrato privado entre partes.
En este estado de cosas, la única opción es una vez nacido el bebé, adoptarlo, o que el marido pida la patria potestad al ser el hijo genético de ese recién nacido. A veces, ante el vacío legal y previendo desacuerdos, el embarazo lo lleva adelante una mujer muy allegada o familiar, pero no siempre esto es posible o recomendable.
Otra opción es viajar y realizar el tratamiento en países donde exista el marco legal adecuado. Aunque en este caso la mayoría de las parejas quedarían excluidas por los costos. Los desembolsos van a variar de entre 20 mil dólares en la India hasta 100 mil dólares en Estados Unidos. Siempre termina pasando lo mismo: el que puede afrontar los costos y tiene la disponibilidad y manejo, viajará y lo resolverá, y quien no, resultará perjudicado y no podrá hacerlo. ¿Es justo? Claro que no.
La técnica del útero portador es una realidad científica y una necesidad para quienes no pueden tener un hijo de otra manera. Cuando recibo en la consulta pacientes cuya única respuesta es el útero portador, siento la bronca y la impotencia de no poder ayudar. Porque en mi ética esta técnica tiene mucho de bueno.
Insisto, todo tiene que darse dentro de un marco controlado: las evaluaciones correctas llevadas a cabo sobre el caso particular, con la información suficiente para las partes, la consulta psicológica tanto de la portadora como la donadora y cualquiera que esté directamente incluido en esa relación.
El útero portador es una técnica que forma parte de las tantas otras formas no tradicionales de tener hijos. Para los legisladores y sus asesores, que trabajan en una ley de reproducción asistida nacional, les pido no dejarse llevar por su forma de pensar, responder a presiones y puedan ser abiertos. Es importante pensar en las parejas que necesitan tratamientos, como para que sea una ley no restrictiva y no perjudique a quienes no tienen otra manera de ser padres.
Entendemos que las preocupaciones son muchas así como las diferentes posiciones. Pero los países que lograron una ley equitativa de amplio consenso popular fueron aquellos que encararon la problemática a partir del estudio sistemático y serio de las opciones dejando de lado argumentos caprichosos y egoístas.
Dr. Sergio Pasqualini, Ginecólogo especialista en fertilidad, Director de Halitus Instituto Médico.
Fuente: Entremujeres.com