Priorizaste otras cuestiones de tu vida, como el trabajo y el estudio. Ahora que los cuarenta se acercan, te empezó a picar el bichito de la maternidad. El Dr. Sergio Pasqualini, ginecólogo especialista en fertilidad, director de Halitus Instituto Médico, recomienda, como primer paso, acudir a una consulta preconcepcional (o sea, antes de quedar embarazada). Explica que esa consulta con el obstetra sirve para detectar alteraciones de riesgo como diabetes, hipotiroidismo, e hipertensión. El médico informa que se realiza una historia clínica, donde se le pregunta a la futura mamá sus antecedentes y se le solicita un estudio de sangre minucioso y un urocultivo, para detectar si hay infección urinaria. Indica que el calendario de vacunas antes, durante y después del embarazo juega un papel fundamental, y que también es importante tomar ácido fólico los tres meses previos al embarazo, en dosis de un miligramo como mínimo (lo mismo que para una embarazada de menor edad). De esta manera, se reduce el riesgo de la aparición de defectos del tubo neural. “Además, la futura mamá debe seguir una dieta muy nutritiva, evitar las bebidas alcohólicas y el tabaco, y no consumir ningún medicamento sin receta expresa de su médico. Para aquellas mujeres con dificultades en lograr el embarazo a esta edad, su estudio y tratamiento debe ser lo más rápido posible, dado que luego de los cuarenta años el declinar del funcionamiento ovárico puede ocurrir en cualquier momento”, manifiesta el profesional.
Estudios de control
Existen más probabilidades de dar a luz un bebé prematuro o de bajo peso, por lo que el Dr. Pasqualini recomienda llevar a cabo ciertos estudios para controlar la existencia de alguna enfermedad genética o malformación congénita. El médico indica que esos estudios pueden ser ecográficos u hormonales, y en algunos casos se recurre a la punción de las vellosidades coriales. Esto se realiza entre las semanas once y doce de gestación y consiste en efectuar una biopsia por aspiración del córion, tejido que formará la placenta, mediante una punción transabdominal controlada por una ecografía. También se puede llegar a hacer una amniocentesis entre las quince y veintiuna semanas. El procedimiento es similar al de la punción de las vellosidades coriales, pero aquí se extrae una muestra de líquido amniótico.
Altas chances
El especialista explica que, si bien una mujer después de los cuarenta es más propensa a desarrollar alta presión arterial y diabetes durante la gestación, la experiencia clínica indica que los embarazos de mujeres grandes evolucionan especialmente bien. “Esto tiene que ver con la conducta que adoptan: por un lado, son embarazos evaluados previamente y, por otro, corren menos riesgos porque se siguen muy de cerca. Son embarazos muy minuciosos y prolijos a la hora de la planificación, los controles y de seguir el consejo médico”, argumenta el ginecólogo.
por Paula Labonia /fotos: Archivo Atlántida.