La andropausia es un proceso que se manifiesta en forma lenta y progresiva, a veces imperceptible, producto del descenso del nivel de andrógenos (hormonas sexuales masculinas) con el paso de los años. Si bien la edad de comienzo es muy diversa, en líneas generales, los primeros síntomas comienzan hacia los 50 años. A diferencia que en las mujeres, en esta etapa el hombre tiene cambios físicos sutiles pero debe enfrentar cambios psicosociales: sentimiento de pérdida de masculinidad y potencia sexual, baja autoestima y pérdida de confianza, repercutiendo en la relación de pareja. El hombre con deficiencia de andrógenos comienza a sentir sutiles alteraciones en sus actividades diarias y cambios en su cuerpo. Estos cambios fisiológicos son un proceso individual, que se manifiesta en forma diferente en cada hombre dependiendo de algunos factores que pueden acelerar el inicio de los síntomas.
Los síntomas de la andropausia se manifiestan en tres aspectos diferentes. •Un aspecto sexual, con disminución en el deseo, dificultad para mantener y lograr una erección o requerimiento de mayor tiempo entre una erección y otra, menor cantidad de erecciones nocturnas, reducción de las fantasías sexuales, mayor necesidad de estímulos visuales y físicos para lograr una relación sexual satisfactoria, disminución de la calidad del semen y por lo tanto, también de la capacidad reproductiva. •Aspecto cognitivo – mental: se manifiesta mediante dificultad para concentrarse, disminución de la actividad intelectual, reducción de la habilidad para orientarse en el espacio, falta de estímulos para encarar nuevos proyectos de vida, irritabilidad, cansancio, depresión, cambios del carácter.
•Aspectos generales: pérdida de la masa muscular y aumento de la grasa abdominal, pérdida del cabello y crecimiento de vello en fosas nasales, orejas y cejas, falta de apetito, insomnio, mayor frecuencia miccional y alteración en la fuerza del chorro miccional, osteoporosis con mayor propensión a fracturas patológicas, arrugas y resequedad de la piel.
Existe una gran dificultad para determinar la prevalencia de andropausia y esto radica en que existe un gran debate con respecto a los criterios diagnósticos a tener en cuenta. La forma de diagnosticar ha sido objeto de debate ya que en muchas ocasiones se subdiagnostica debido a que los síntomas son vagos y con gran variación de persona a persona.
Entonces, factores hereditarios, enfermedades cardiovasculares, malos hábitos tales como el alcohol, el cigarrillo o drogas, el sedentarismo, la diabetes mellitus, hipertensión arterial y situaciones de stress pueden influir en un comienzo precoz de la andropausia. Una actitud positiva en la vida, realizar actividad física, llevar una alimentación sana, desprenderse de malos hábitos, asumir responsabilidades y sentirse valioso para la sociedad pueden evitar en parte -o retrasar- el declive funcional y psicológico de la andropausia. Y no olvidar que uno de los pilares fundamentales para una buena calidad de vida consiste en realizar los controles periódicos. En conclusión, desarrollar el «autocuidado» es el secreto para afrontar con éxito estos cambios.
Asesoró:
Dr. Andrés Vázquez, departamento
de urología y andrología de Halitus Instituto Médico
Fuente: Caras