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Por: Única Mi bebé | 19/05/11

La pregorexia: una peligrosa obsesión


Debido a su gran preocupación por mantenerse en forma, una mujer embarazada puede alimentarse mal ysufrir este desorden alimenticio. ¿Cuáles son sus causas y efectos?

La pregorexia es un trastorno alimentario que se da durante el embarazo. Deriva de la combinación de los términos en inglés “pregnancy” (embarazo) y “anorexia”. Se la conoce comúnmente como “anorexia del embarazo”: aparece cuando la mujer intenta bajar de peso y mantenerse delgada durante todo el período de gestación. Esta obsesión por el peso y la figura implica una ingesta de alimentos por debajo de los niveles calóricos y nutricionales que corresponden al embarazo. Su consecuencia es una malnutrición y descenso o no aumento del peso estipulado para el embarazo.
Se trata de un nuevo concepto acuñado por los medios de comunicación norteamericanos en 2008. Si bien la denominación “pregorexia” como el conjunto de síntomas y señales es nueva, la patología ha existido siempre en mayor o menor medida. La presión social sobre los patrones de belleza y la delgadez como paradigma de ella han provocado un fuerte aumento de casos. El embarazo es un momento crítico y muy propenso a desarrollar trastornos alimentarios (tanto en exceso como en defecto). Por eso, durante esta etapa las mujeres se encuentran especialmente vulnerables a sufrirla, más aún si se trata de embarazos adolescentes.

Por el miedo a los kilos
Los síntomas se diagnostican no sólo por la presencia de un peso corporal por debajo del nivel esperado para un embarazo, sino que se acompañan de conductas muy propias de dicho trastorno. Antecedentes de desórdenes alimentarios hacen más probable el desarrollo de esta patología. Las conductas que se relacionan a este trastorno están todas dirigidas al control y hasta la pérdida de peso: el estar excesivamente pendiente de las calorías consumidas, el rechazo obsesivo o miedo por cualquier posibilidad de aumento de peso, la adopción de dietas que no acompañan a las necesidades del embarazo, el omitir comidas y la actividad física intensa (en especial de tipo aeróbico). El temor al aumento de peso suele convertirse en una obsesión, y es el eje central de la consulta al médico nutricionista. La preocupación por la imagen corporal más que por la salud, es un signo propio de estas pacientes.

El abordaje interdisciplinario
Lo normal es que a partir del tercer mes, la embarazada observe un aumento de peso. Si esto no sucede, debería evaluarse la alimentación y el contexto general de vida de la mujer grávida para determinar la presencia de un trastorno de este tipo.
Los peligros son muchos: abarcan tanto a la mamá como al bebé en desarrollo. La gestante corre un gran riesgo de desnutrición, que se acompaña de descalcificación ósea y anemias. El bebé en desarrollo puede sufrir restricción del crecimiento intrauterino, trastornos tiroideos, parto prematuro y bajo peso al nacer.
El abordaje de estos casos tiene que ser interdisciplinario. Se debe atender inmediatamente la salud física y nutricional con la consulta obstétrica y el auxilio de un nutricionista. El origen del trastorno es de tipo emocional, psicológico y/o psiquiátrico, y deberá atenderse con un especialista de esa área. El apoyo del papá del bebé y la familia de la madre son también fundamentales.
En la consulta, frecuentemente se trata más el tema del peso que del embarazo, cambiando el eje de atención. La mujer debe recibir educación alimentaria nutricional, enfocándose a una correcta combinación de proteínas, hidratos de carbono y grasas, incluyendo vitaminas y minerales.

Fabián Penno
Asesoró: Lic. Lucía Molina, del Departamento de Nutrición de Halitus Instituto Médico

Requerimientos nutricionales necesarios para un embarazo saludable (PARA RECUADRO)
Primer trimestre. Durante los primeros tres meses, la atención de la mujer está puesta en combatir los posibles síntomas de malestar que pudieran presentarse: cansancio, sueño, náuseas, vómitos. Estos últimos ocurren en un 70 por ciento de los embarazos y tienen algunas indicaciones nutricionales que pueden ayudar a disminuirlos, sin dejar de hacer una ingesta saludable: disminuir el volumen de cada comida, ingerir líquido entre comidas (y no durante), no consumir alimentos de alto contenido graso y evitar acostarse o realizar movimientos bruscos inmediatamente después de comer. A nivel alimentario, el primer trimestre presenta requerimientos de omega 3 y omega 6, presentes en aceites vegetales que deben ser incluidos como condimentos (crudos) en el almuerzo y la cena diarios de la embarazada. Una de las principales fuentes de omega 3 son los pescados, que deberían incorporarse en la alimentación al menos dos veces por semana. Otras alternativas son el aceite de canola, las semillas (principalmente las de lino), frutos secos y algunos alimentos fortificados.
Segundo trimestre. Si bien en esta etapa hay mayor demanda de energía, esto no significa que la mujer deba ingerir alimentos por dos sino que debería incorporar alrededor de 300 kilocalorías por día, lo que podría significar añadir a la dieta una colación como una infusión con un pancito o un yogur y una fruta. También aparece la necesidad de ingerir al menos 25 gramos más de proteínas, pero en la dieta que generalmente siguen las mujeres de nuestro país esto no suele ser un inconveniente. Se deben incorporar al menos tres porciones de alimentos ricos en calcio, ya que las demandas de este mineral para la osificación del bebé comienzan a estar presentes.
Tercer trimestre. Lo fundamental en esta etapa es recordar la importancia del calcio, y de ser posible incorporar 200 miligramos extras a fin de cubrir el 100 por ciento de las necesidades maternas y fetales. Para ello, basta con una porción más de lácteos por día. También suelen aparecer algunos episodios de constipación propios de la compresión de los órganos que genera el bebé. Hay que alentar a las embarazadas a que consuman frutas, verduras y cereales integrales. Frente a síntomas de acidez, se los pueden combatir comiendo varias veces al día pequeños volúmenes de alimentos, no acostarse inmediatamente después de comer y tomar líquidos entre comidas.

Fuente: Única Mi bebé