Según la OMS, el embarazo representa un periodo de gran vulnerabilidad desde el punto de vista de la salud y la nutrición, pues determina en gran medida el bienestar de la mujer, del feto y de la infancia del niño que va a nacer. Y esto requiere desde el punto de vista médico un enfoque integral de esa mujer. La nutrición juega entonces un rol no menor, teniendo en cuenta que de ellos dependerá la evolución del embarazo, el desarrollo del bebé y el estado de salud de la mamá. En este contexto, la planificación de un embarazo es importante, no sólo porque permite cambiar hábitos que serían nocivos para el buen crecimiento del bebé sino también porque permite lograr un embarazo con un peso adecuado que garantice los nutrientes necesarios para ese crecimiento. “Un peso materno insuficiente antes del embarazo puede ser causa de infertilidad y es un factor de riesgo para el bajo peso al nacer de un bebé. Aún más que si la madre no sube de peso lo necesario a lo largo de los nueve meses. Un peso materno excedido, un sobrepeso u obesidad antes del embarazo, pueden llevar al desarrollo de diabetes gestacional, hipertensión arterial o eclampsia y si el embarazo no es planificado, una vez embarazada no es recomendable llevar adelante una dieta hipocalórica”, sostiene el Dr. Sergio Pasqualini, Director de Halitus Instituto Médico.
LA IMPORTANCIA DEL ÁCIDO FÓLICO
Durante esta etapa –y por eso es relevante la planificación- el consumo adecuado de ácido fólico es muy importante porque esta vitamina es fundamental para el buen desarrollo del sistema nervioso del bebé, especialmente los primeros 20 a 30 días del embarazo, cuando la mujer aún no sabe que está encinta.
Según la Lic. Lucía Molina, del Departamento de Nutrición de Halitus Instituto Médico, “el ácido fólico es una vitamina que tiene poca estabilidad y biodisponibilidad, por eso es recomendable incorporar a la dieta:
Alimentos ricos en ácido fólico como vegetales color verde oscuro (acelga, espinaca, brócoli) y legumbres (lentejas, porotos)
Alimentos fortificados con ácido fólico. En nuestro país, desde el 2002, todos los alimentos elaborados con harina de trigo son fortificados con 2,2mg de ácido fólico por cada kilo de harina. Es entonces importante incorporar panes, pastas secas, galletitas.
Suplementos de ácido fólico. La planificación del embarazo permite que la mujer ingiera 1mg durante al menos 3 meses antes de dejar de utilizar métodos de anticoncepción y hasta al menos la semana 12 de embarazo”.
PRIMER TRIMESTRE
Durante los primeros tres meses la atención de la mujer está puesta en combatir los posibles síntomas de malestar que pudieran presentarse: cansancio, sueño, náuseas, vómitos. “Estos últimos ocurren en un 70% de los embarazos y tienen algunas indicaciones nutricionales que pueden ayudar a disminuirlos:
Disminuir el volumen de cada comida
Ingerir líquido entre comidas
Evitar alimentos con alto contenido graso
Evitar acostarse o realizar movimientos bruscos inmediatamente luego de comer
A nivel alimentario, el primer trimestre presenta requerimientos de Omega 3 y Omega 6, presentes en aceites vegetales que deben ser incluidos –como condimentos (crudo) en el almuerzo y la cena diarios de la embarazada. Una de las principales fuentes de omega 3 son los pescados, que deberían incorporarse al menos dos veces por semana en la alimentación. Otras alternativas son el aceite de canola, las semillas (principalmente las de lino), frutos secos y algunos alimentos fortificados”, expresa la licenciada.
SEGUNDO TRIMESTRE
La nutricionista explica que : “Si bien en esta etapa hay mayor demanda de energía, esto no significa que la mujer deba ingerir alimentos por dos sino que debería incorporar alrededor de 300kcal por día, lo que podría significar añadir a la dieta una colación como una infusión con un pancito o un yogur y una fruta. También comienza la necesidad de ingerir al menos 25grs más de proteínas pero en la dieta que generalmente siguen las mujeres de nuestro país esto no suele ser un inconveniente”.
A partir de la mitad del embarazo, aproximadamente la semana 20, es indispensable cotejar los niveles de hierro porque es cuando suelen verse disminuidos y, en estos casos, es importante agregar un suplemento para evitar la anemia que tanto riesgo representa para el buen desarrollo del bebé. También es importante explicar a la embarazada que para su correcta absorción, el hierro debería ingerirse fuera de las comidas y con un jugo cítrico- la vitamina C mejora la absorción.
“Ya a partir del segundo trimestre se deben incorporar al menos 3 porciones de alimentos ricos en calcio, ya que las demandas de este mineral para la osificación del bebe comienzan a estar presentes”, agrega la especialista.
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