En 1987, el Instituto Médico Halitus comenzó a trabajar con la técnica de fertilización asistida y “hoy la institución cuenta en su haber con más de 4500 nacimientos por medio de esta práctica y realiza alrededor de 1300 tratamientos por año de los cuales el 17 por ciento son a partir de óvulos donados”, informó a este diario Sergio Pasqualini, director médico de ese centro y uno de los referentes en esta especialidad en el país.
“En América latina hemos tardado más tiempo en hacer uso e incorporar esta práctica porque la cantidad de recursos es menor”, explicó Nicholson, de 86 años. En ese sentido, señaló que en la región los primeros en trabajar la fertilización in vitro “fueron médicos colombianos, luego chilenos y más tarde, de Brasil”, antes que Argentina.
Siete años habían pasado desde el nacimiento del primer bebé probeta en el mundo –1978–, cuando tuvo lugar ese mismo suceso en el país. “Al principio había muchas incógnitas y dudas éticas, no solamente por parte de las distintas religiones. Fue una época de dudas, nos miraban extraño. Con el pasar del tiempo, muchos interrogantes se fueron despejando y hoy es un procedimietno totalmente incorporado del que nadie duda”, explicó Pasqualini. No obstante, “la religión católica perpetúa su disconformidad” .
En los inicios de esta práctica las dudas giraban en torno “de si el tratamiento podía funcionar bien; por ejemplo, había temores de que los bebés nacieran con malformaciones. Luego de que nacieran cantidad de bebés con esta técnica y se despejaran esas dudas, vino la calma”, indicó el director de Halitus. Más tarde, “el congelamiento de embriones surgió con los mismos temores. ¿Tendrá algún problema en su salud el bebé que nace luego de ese procedimento? Después llegaron los estudios genéticos de los embriones, para lo cual hay que extraer una célula del embrión, por lo que se pensó que eso podía traer problemas, pero tampoco sucedió”, explicó Pasqualini. Además, en esos primeros tiempos de desarrollo de la práctica, “se creía que los bebés que nacieran a través de la fecundación in vitro podían tener problemas en su edad reproductiva para tener sus hijos. Pero algunos de esos bebés que hoy ya son adultos demostraron que tampoco ése es un inconveniente”, manifestó el especialista.
“La realidad es que este tratamiento vino a solucionar el problema de muchas parejas”, destacó Pasqualini, que sostuvo que “entre el 10 y 15 por ciento de las parejas en edad fértil tiene algún problema de fertilidad”. Por otra parte, “hay países, por lo general los nórdicos, donde hasta el tres por ciento del total de nacidos en el país fueron a través de la fertilización asistida. Allí las mujeres no soportan más de un tratamiento y medio, pese a que la seguridad social se los cubre”, explicó el especialista. “En Argentina las mujeres lo pueden repetir muchas más veces, si ven que hay posibilidades. Las limitaciones son económicas”, porque las obras sociales no lo cubren.
El desarrollo de la fertilización in vitro coincidió con una época en que las mujeres comenzaron a buscar hijos a mayor edad, sostuvo Pasqualini. “En este momento, el promedio de consultas por primera vez es de mujeres de 37 años, cuando hace una década era de 32”, aseguró.
Informe: Rocío Ilama.
Fuente: Página 12 Diario