La especialista puso de relieve que «el bebé se beneficiará integralmente tanto en lo relativo a prevención de enfermedades, un mejor desarrollo físico y hasta también desde el punto de vista psicológico».
«Las enfermedades infectocontagiosas como diarreas, bronquitis y otitis se ven disminuidas en su incidencia y vigor. La leche materna transfiere los anticuerpos de la mamá al bebé; son los anticuerpos que ayudan a combatir enfermedades», añadió la experta.
Fraga puso de relieve que «la lactancia estimula un crecimiento y desarrollo adecuado y previene la obesidad», al tiempo que destacó que «el vínculo y conocimiento con la mamá se ve fortalecido a través de la estimulación del contacto».
«Pero también trae beneficios para las mamás. Las hormonas que se producen por la estimulación que el bebé le da al pezón previenen hemorragias y anemias y son las responsables de la retracción uterina», remarcó.
La médica manifestó que, además, «la lactancia implica un gasto energético adicional que favorece la reducción del sobrepeso -que tanto preocupa a las mujeres una vez que dieron a luz- y reduce la incidencia del cáncer mamario. Respecto de la anticoncepción, el estímulo que la mama recibe habilita procesos hormonales que suprimen la ovulación funcionando como un método anticonceptivo natural, siempre y cuando el bebé tome pecho exclusivamente, no se presente menstruación y con un bebé de seis meses o menos».
Sin embargo, la profesional advirtió que este método «no es 100 por ciento seguro» y añadió que «aquellas mujeres que no deseen un embarazo deberán recurrir a algún otro método anticonceptivo».
«Tampoco previene enfermedades de transmisión sexual, por lo que en ese caso deberá usarse un método de barrera (como el preservativo)», continuó.
Fraga indicó que «si bien todas las mamas producen leche, es importante conocer los cuidados y preparativos que una mujer debe tener para lograr un buen amamantamiento:
* Las mamas se deben lavar sólo con agua, sin jabón.
* Debe evitarse el uso de cremas y lociones. No es necesario el aseo de las mamas antes de amamantar, con sólo colocar sobre el pezón y la aréola unas gotas de la misma leche luego de la mamada es suficiente.
* Colocar en forma correcta al bebé en el pecho, con el pezón y aréola dentro de su boca para evitar el dolor y las grietas.
«Durante la consulta obstétrica, el médico debe ir preparando a la madre para que pueda lactar. En principio, debe realizarle una revisación mamaria mediante palpación durante el primer trimestre, no sólo para descartar alguna patología sino para observar sus pezones y las características de los mismos. Y se agrega a este examen una ecografía mamaria», comentó.
En ese sentido, dijo que «es muy frecuente la consulta durante el embarazo por dolor mamario, especialmente en el pezón, les recomendamos a las futuras mamás, en este caso, una buena humectación».
«Puede ser con crema de caléndulas y los casquillos aireadores para evitar el roce de la ropa con el pezón. Si los pezones estuviesen invertidos, o «umbilicados», o no se formasen bien, también se indican estos casquillos que tienen en su interior una forma de arandela que ayuda a la formación del pezón para la lactancia», señaló.
Fraga aseguró que «otro elemento muy importante a tener en cuenta es el tiempo y la frecuencia del amamantamiento, que dependen de cada bebé y, hoy, en general, los pediatras recomiendan la libre demanda» y aseveró que en el caso de gemelos, «seria óptimo amamantarlos en forma simultánea, hay mamás que pueden y otras que no y lo hacen de manera consecutiva».
«Si bien todos sabemos que la leche materna es el alimento más completo y sustancioso para el recién nacido, debemos inducir a la mamá durante sus visitas al obstetra que vaya ganando confianza e inculcarle que va a tener la capacidad de amamantar, que va a poder. Muchos sabemos que no es fácil pero es sumamente importante ser perseverante y recibir indicaciones adecuadas y precisas. Como toda conducta, el amamantamiento se aprende y facilita de manera óptima la formación de un vínculo sólido madre- hijo», enfatizó.
Por tal motivo remarcó que «es fundamental que tanto durante el embarazo -como durante la lactancia- la mujer no realice planes de alimentación para adelgazar sino más bien que mantenga una alimentación variada, completa y nutritiva y que ingiera abundantes líquidos».
«Para esto es indispensable el seguimiento nutricional y asesoramiento de un nutricionista», concluyó.