Sí, es muy injusto: mientras tu chico tiene que contenerse para no estallar, desatar tu orgasmo no es tan rápido ni tan simple. ¿Por qué? «Para que esto suceda tienen que llegar a la pelvis femenina alrededor de 900 mililitros de sangre. El pene, en cambio, tiene una capacidad de unos 250 mililitros, y por eso tarda mucho menos en realizar el mismo proceso. Otro condicionante es la ubicación del clítorís: no está expuesto a un estímulo directo y accesible. Además, muchas mujeres todavía creen que los varones tienen que saber con exactitud cómo tocarlas, aunque ellas mismas lo desconocen», explica la sexóloga Beatriz Literat, de Halitus Instituto Médico. Mientras que el miembro de un varón participa de punta a punta durante el intercambio sexual, tu clítoris está un poco apartado del lugar donde transcurre la acción.
Por supuesto: podes indicarle a tu compañero qué movidas resultan infalibles para vos, pero seguramente sentís que algo así te haría parecer muy mandona y estructurada. Y esto no es muy orgasmo-friendly que digamos, ¿no? «En el varón, la libido y la autoconfianza están ligadas. La sugerencia de que está haciendo algo mal puede ponerlo paranoico y boicotear su excitación. Pero tenes que transmitirle lo que necesitas sí o sí, y la clave está en la manera de hacerlo «, dice la sexóloga Alcira Camillucci, de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana. La mejor forma de guiarlo sin arruinar todo el clima es indicarle con sutileza cuál debería ser su próxima movida. Como él es tan visual (y además se estimula con cada sonido que emitís), esta tarea es bastante fácil. Seguí nuestras instrucciones, y vas a asegurarte un Gran O… ¡las veces que quieras!
Perfecciona su beso
A la hora de precalentar, la mayoría de los hombres comete el error de darte el mismo trato que les gusta a ellos: apretarte las lolas con entusiasmo y restregarte la entrepierna. A menos que ya estés superexcitada (porque es una de las primeras veces que van a estar juntos o acaban de ver una película erótica, por ejemplo), hacele saber que tiene que encender tus motores antes de explorar la parte inferior de tu cuerpo. «Los besos ayudan a tu excitación. Tiene que dártelos en la boca, alrededor de los ojos, en las orejas y en el cuello. Es necesario que él descubra cuáles son tus zonas más sensibles a los besos (¿la espalda?, ¿los hombros?, ¿las manos?) mucho antes de pensaren el contacto con tus genitales», afirma Camillucci.
¿Te gustaría que tu chico te besara como vos querés? «Exagera los movimientos de tu boca, así entiende qué te gusta», recomienda la sexóloga Yvonne Fulbright, autora de Touch Me There! (¡Tócame ahí!). Por ejemplo, suavemente succiona su labio inferior, pasea tu lengua sobre el superior, y varia la presión que vas aplicando. «Esta estrategia casi siempre funciona, porque tendemos a copiar en espejo lo que hace nuestra pareja», observa Fulbright. Pero los hombres suelen ser muy impacientes, así que si el tuyo intenta apurarse para llegar hasta tus amígdalas, tenes que retirar tu boca por dos segundos. Después, lentamente, cerra los labios para volver a empezar. Cuando él haga lo correcto, recompénsalo con una caricia en el muslo o acercando más tu cuerpo al de él. Una vez que estés lista para aumentar la intensidad, dale besitos a lo largo y a lo ancho del cuello: desde la oreja hasta la nuca y la clavícula. Otra vez, él deberá imitar lo que haces. También podes mordisquearle la nuca y preguntarle si le gusta. Cuando diga que sí, responde: «Ahora me toca a mí», e inclina un poco el cuello. Asegúrate de gemir y suspirar cuando él llegue a los puntos correctos. De esta manera vas a transmitirle que sus movidas te encienden y va a seguir haciéndolas.
Lecciones de juego previo
Obvio, apenas empieza la acción él va a pretender arrancarte la ropa instantáneamente. No lo dejes: la clave para sentar las bases de un Gran O de otro planeta es construir tensión erótica, y esto lleva tiempo. Desnúdate parcialmente: esto hará que baje la velocidad y que concentre su atención en lo que a vos te interesa más.
Por ejemplo, sacate la camisa pero déjate el pantalón puesto. Automáticamente tu partenaire va a dirigirse a tu delantera. Empezá a tocarte como te gustaría que él lo hiciera. «Dibujá círculos alrededor de tus pezones con las yemas de tus dedos, agárrate las lolas, frótalas suavecito (o con fuerza), y él va a captar el mensaje», dice Fulbright. Otro truco: «Unta con un poco de mermelada la zona
donde te gustaría sentir su boca, y des-pués invitólo a lamerla», sugiere la sexóloga Sadie Allison, autora de Tickle his pickle (un título que juega con las palabras y que significa «Cosquillas a su pepino»). Esta es una manera divertida de hacerle saber que los contornos de tus lolas o esa área que hay entre ellas (y no solo los pezones) disfrutan de los besos y roces de su lengua. ¡Bon Appétít!
Frénalo cuando intente sacarte la ropa interior (decí algo como «Tran-qui, todavía no», para que sepa que estás juguetona). Esto va a impulsarlo a explorar con su boca tu área Sur. «Una forma sexy de encenderte es que estimule tu clítoris por encima de la tela de tu lencería», dice Fulbright. Otra movida que los va a flashear: deja que te mire mientras mimas tu Zona V (sin sacarte la ropa interior). Masajea tu clítoris con tus dedos índice y medio, realizando un movimiento circular. Después, con delicadeza, agarra la mano de él y ubícala donde estaba la tuya, así puede tomar la posta. Cuando ya estés desesperada por un contacto directo, corre la tela y dale (¡por fin!) acceso a sus dedos. Tu botoncito debe quedar expuesto, pero trata de que el resto de la zona siga cubierta: esto lo dirigirá sin escalas a tu punto más sensible.
Mientras te toca, hacele saber qué te gusta más, subiendo el volumen de tus gemidos o diciendo algunas palabras hot cada vez que algo se sienta alucinante. Quédate callada cuando no sea así. «Los hombres aprenden del feedback directo», revela el sexólogo Barton Goldsmith, autor de Emotio-nal Fitness for Intimacy (Gimnasia emocional para la intimidad). Así que decir cosas del estilo: «Cómo me gusta esto», va a grabar estas movidas, como si fueran tatuajes, en su cerebro.
Entrenamiento de lengua
No es cierto que ellos sean reacios a dar sexo oral: a la mayoría de los varones les gusta explorar con su boca la Zona V de una mujer, pero no a todas nos gusta el mismo estilo de movida. Entonces, vas a tener que explicarle claramente a tu chico lo que deseas. «Podes decirle: ´Esto es lo que me vuelve loca´, y a continuación darle un beso voluptuoso, en el que le mostrás con tu lengua lo que te gustaría que hiciera con la suya en tus zonas bajas», sugiere Goldsmith. Empezá con lamidas suaves y aleteos. Después, intensificá estas movidas hasta llegar a un beso profundo y poderoso.
Cuando él esté entre tus piernas, la forma más fácil de dirigir su boca hacia tu punto mágico es hacerle un marco a tu clítoris con tus dedos índice y medio, ubicándolos uno a cada lado. «Una vez que haya empezado su labor, inclina el ángulo de tu cuerpo hacia su cara si querés que use más presión, o retrocedé un poco si va muy rápido», indica Ful-bright. Mover tus caderas de arriba hacia abajo o hacia los lados mientras su lengua está apretada contra tu clítoris también es otra buena manera de señalar tus gustos. Y no te olvides del refuerzo oral: transmitile lo bien que se siente lo que te hace, gimiendo, jadeando, y tirándole un poquito del pelo.
Posiciones pro-cumbre
Mientras algunas mujeres pueden lograr un Gran O casi sin intervención del clítoris, la gran mayoría necesitamos una estimulación constante de este botoncito para llegar a la cúspide. Al-
canzar el climax a través de la penetración puede ser una misión complicada, especialmente cuando pretendes que sea él quien haga todo el trabajo. «Para un orgasmo femenino es fundamental la caricia manual puntual y sostenida del clítoris. Por eso, la posición privilegiada para lograrlo durante el acto sexual es, con ella arriba (esto permite el roce del clítoris contra la pelvis masculina) o aquellas poses en las que el varón puede estimularlo directamente con las manos», dice Camillucci. Los expertos recomiendan unánimemente la cucharita (los dos de costado, en la misma dirección, con tu espalda apretada contra su pecho) o el perrito. «Estas dos posturas le simplifican al varón la maniobra de tocarte al mismo tiempo que te embiste. Y no te andes con vueltas: agárrale la mano y dirigila hacia tu clítoris», dice Fulbright. Si este punto de tu anatomía responde de manera demasiado sensible a su toque, mové las yemas de sus dedos un poco más arriba, al costado o abajo, para mantener la sensación sin que resulte excesiva. O proba deslizando una sábana o tu ropa interior entre tu piel y sus dedos.
Otra movida que te va a llevar directo al Paraíso: «Pone una almohada debajo de tu cola para levantar tu cadera. Hace que tu chico se acueste encima de vos, con sus piernas entre las tuyas. Después de que te haya penetrado, tiene que empujar su cuerpo hacia adelante, para que su hueso púbico se frote contra tu clítoris en cada penetración «, dice Fulbright. Si necesitas un poco más de presión, agarra su cola y llévala hacia vos. No te olvides de hablarle (o jadearle) al oído.
Llegá a lo máximo
A esta altura (cuando ya estás muy cerca del Gran Final) es crucial que él no interrumpa lo que está haciendo. «En ese caso, la tensión erótica ya alcanzada puede disolverse. Un pensamiento que perturbe la concentración o una situación que distraiga también podría generar algo así», advierte Literat.
Para que todo avance, en la postura del misionero seguí guiando su cola con tus manos. Y si está estimulándote el clítoris, cubrí su mano con la tuya para impedir que se detenga.
¿Estuviste casi allí, pero te saliste de pista? «Pedile que baje a tu entrepierna un par de minutos más. Para que no sienta que perdió el rumbo, decile que estás a punto de tener el mejor orgasmo de tu vida, y que así va a ser más impresionante», recomienda Fulbright.
Hagas lo que hagas, no te reprimas cuando empieces a sentir la gran oleada de sensaciones. Hacele saber que estás llegando a tu pico de placer. Y, después del gran final, destaca lo mejor del evento. Recapitular es un paso clave: «Es importante que le digas lo que funcionó para lograr tu orgasmo mientras está relajado y todo sigue fresco en su mente», asegura Goldsmith. De esta manera, tu chico va a recordar cada movida, y la próxima vez vos vas a poder relajarte y dejar que él haga sus trucos de magia.
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Los trucos secretos
Tu chico puede llevarte al borde del climax, pero pegar el salto final depende de vos. Proba alguna de estas estrategias (¡o todas!) para asegurarte el éxito.
Agrega mas lubricante
Mantenerte húmeda es crucial, pero es muy probable que esto varíe durante la acción. Entonces, cuando sentís que se acerca el último round, agrega un poco de lubricante sobre su pene y tu clítoris para que la acción sea fluida hasta el final.
Sincronicen sus respiraciones
Emparejar sus inhalaciones y exhalaciones los ayudará a alcanzar el mismo grado de excitación. Si él está por cruzar la meta, vos vas a acercarte a ese nivel. Además, respirar rápido aumenta la frecuencia de la circulación sanguínea y eso dispara las sensaciones.
Visualiza tu Zona V
Pensar en lo que pasa más abajo de tu ombligo magnifica el placer que sentís. Además, recrear en tu mente la acción provoca el mismo cosquilleo que mirar una porno.
Tensarse es bueno
Durante el climax, tu cuerpo se contrae naturalmente. Entonces, si apretás tus glúteos y tus músculos PC (los mismos que usas para detener el flujo del pis), vas a iniciar esa cadena de acciones vinculadas al orgasmo.
Recita una frase o un mantra
Repetir algo en voz alta te mantiene concentrada. Una seguidilla sexy de «Sí, sí, si», o «Voy a acabar, voy a acabar, voy a acabar», repetidas una y otra vez, logran que tu cerebro no se desvíen un solo centímetro de su objetivo.
Recurrí a una fantasía triple X
Casi todas las mujeres tenemos una escena favorita a la que apelamos cuando nos damos «autoplacer»- Bueno: no tiene nada de malo conjurar esa misma imagen cuando estás con tu novio. Pero no grites el nombre de nadie que no sea él.
Rccordá el último Gran O
Muchos atietas se visualizan ganando las competiciones. Utiliza esta técnica entre las sábanas: recordá tu orgasmo más memorable. Esto va a colocarte en la misma sintonía mental (y física, obvio) que cuando lo tuviste.
FUENTES: SEXÓLOGA YVONNE K. FULBRIGHT, SEXÓLOGO BARTON GOLDSMITH Y EDUCADORA SEXUAL AMY LEVINE.
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Abandona el vicio de fingir
Las encuestas revelan que él no tiene la menor idea de las veces que tu climax está a punto de naufragar. Es más: está convencido de que hace todo bien.
70% de los hombres creen que su pareja nunca finge.
52% de las mujeres alguna vez simuló tener un orgasmo. Muchas merecen un Oscar.
Es difícil culpar a tu chico de que no logra hacerte llegar al orgasmo, si él está seguro de lo contrario. Mejor, proba esto: frénalo la próxima vez que saque de la galera sus movidas habituales y decile que esta noche querés probar algo nuevo. Sugerí una posición o truco que realmente estimule tus puntos hot. Va a encantarle tu súbito interés por experimentar… y a vos, también.
(Salud)