El síndrome antifosfolipídico (SAF) es un estado de hipercoagulabilidad
(trombofilia) adquirido de origen autoinmune que se caracteriza por la presencia autoanticuepos específicos circulantes asociado a ciertas complicaciones clínicas como las trombosis venosas y/o arteriales –también llamados coágulos- o ciertas complicaciones obstétricas.
“Los criterios diagnósticos del SAF fueron establecidos en 1998 en una reunión de expertos realizada en Sapporo en 1998 y modificados en una reunión realizada en
Sydney en el 2004 e incluyen la suma de al menos un criterio clínico y al
menos un criterio de laboratorio», comentó Adriana Sarto, del Departamento de Hematología e inmunología de la reproducción Halitus Instituto Médico .
Los criterios clínicos son:
* Antecedente de trombosis arterial y/o venosa.
* Antecedente de complicaciones obstétricas:
* Muerte fetal de más de 10 semanas con feto morfológicamente normal
* Complicaciones vasculares placentarias tardías tales como parto
prematuro de menos de 34 semanas asociado a insuficiencia placentaria,
restricción del crecimiento intauterino, desprendimiento prematuro de
placenta normoinserta, preeclampsia severa, temprana o recurrente, eclampsia
o síndrome Hellp.
* Tres o más abortos de menos de 10 semanas descartadas otras
causas.
Y los criterios de laboratorio:
* Anticoagulante lúpico positivo persistente
* Anticuerpos anticardiolipinas IgG y/o IgM en títulos moderados o
altos persistentes
* Anticuerpos anti beta 2 glicoproteína I IgG y/o IgM en títulos
moderados o altos persistentes”, explica la Dra. Adriana Sarto, a cargo del
Departamento de hematología de Halitus Instituto Médico.
Tratamiento estándar
Como el SAF es un desorden autoinmune que causa hipercoagulabilidad se sabe
que en el mecanismo por el que se produce y que lleva a los eventos adversos
durante el embarazo intervendrían en mayor o menor medida un desbalance
inmunológico que causa un estado inflamatorio agresor para el embarazo y la
hipercoagulabilidad que a través de la formación de microtrombosis en la
circulación endometrial y placentaria llevan a un fenómeno de hipoxia -falta
de irrigación y oxigeno, elementos vitales para un embarazo exitoso-. Por
eso el abordaje terapéutico a lo largo de los años apuntó a controlar ambos
fenómenos.
“El análisis realizado de los diferentes protocolos de tratamiento hasta el
momento han demostrado que sólo la aspirina a baja dosis asociado a heparina
logra reducir en forma significativa las complicaciones gestacionales en
mujeres con SAF. Es por eso que hoy se considera como tratamiento de primera
línea esta medicación. Entonces, la combinación de aspirina a baja dosis y
Heparina reduce la tasa de pérdida de embarazo en mujeres con SAF y
constituye hoy el tratamiento estándar”, expresa Sarto.
Tratamiento no estándar
A pesar del uso de esos agentes algunas mujeres fallan a la terapéutica.
Según Sarto, “se calcula que de cada 100 pacientes tratadas con heparina, el
85% logran llevar un bebé a casa y el 15% termina en aborto».
«De este 15% más del 90% son de embarazos menores a 10 semanas. Además, de ese 15% de
abortos, el 60% responde a causas genéticas y el 40% a fallas en el
tratamiento con heparina. Cuando hablamos de fallas del tratamiento con
heparina, nos referimos fundamentalmente a que la heparina no alcanzó. Ya
sea esto porque se falló en el momento de inicio del tratamiento –se empezó
tarde-, porque la dosis no fue suficiente, o porque el desequilibrio
inmunológico no logró ser compensado por la heparina», indicó la especialista.
Además, añadió, «para estos últimos casos, desde el año 2004, estamos implementando un agregado de gammaglobulina y hemos tenido algunos buenos resultados. De 25 pacientes tratadas, el 100% llevó un bebé a casa. Sin embargo, sabemos que a medida
que aumente el número de pacientes en estudio aparecerán abortos en la
casuística”.
Y continúa, “La asociación de Aspirina a bajas dosis + Heparina de bajo peso
molecular + inmunoglobulina intravenosa puede ser una alternativa
terapéutica en casos refractarios».
«Definimos entonces un grupo de pacientes con SAF a las que llamamos “refractarias” que hoy incluye para nosotros las pacientes que bajo tratamiento estándar han presentado»:
* Al menos una pérdida de embarazo < 10 semanas con estudio cromosómico del producto normal * Dos o más abortos de menos de 10 semanas sin estudio genético del aborto * Muerte fetal de más de 10 semanas con feto morfológicamente normal * Complicaciones vasculares placentarias tardías con riesgo de vida materna y/o perinatal.”Veinte mujeres que cumplían estos criterios cursaron 25 embarazos bajo tratamiento con aspirina, heparina de bajo peso molecular e inmunoglobulina humana intravenosa en infusiones mensuales a lo largo del embarazo. “La tasa de nacido vivo fue 100% (25/25), no hubo casos de muerte perinatal y hubo sólo 3 partos prematuros con buena evolución de estos bebés. Si bien sabemos que a futuro, a medida que avancen los casos, aparecerán seguramente algunos abortos, concluimos en base a nuestra experiencia, que si bien el uso de gammaglobulina adicionado al tratamiento estándar aun no está consensuado a nivel internacional, aunque si sugerido como una alternativa por el grupo de expertos internacionales, nosotros creemos que en un grupo seleccionado de pacientes con SAF con antecedentes gestacionales muy adversos y que fracasan al tratamiento estándar se abre una interesante opción terapéutica con la adición de inmunoglobulina intravenosa”.“Ahora hemos centrado la investigación en ver si logramos a futuro determinar qué pacientes no responderán a la heparina para estar un paso adelante y ganar tiempo y esfuerzo. Actualmente, nuestro equipo de investigación y desarrollo está llevando a cabo una investigación que sigue este curso”, comenta el Dr. Sergio Pasqualini, director de Halitus Instituto Médico.