La composición y el volumen de la leche es fundamental para la salud del bebé y, por lo tanto, la salud de la madre y la calidad de los alimentos que ingiere juegan un rol básico en la buena nutrición y crecimiento del bebé.
“El principal regulador del volumen de leche que produce una mujer es la succión del bebé, así, la alimentación materna juega un rol fundamental en la calidad de la leche producida pero no en la cantidad. Y en algunos casos, sobre todo para micronutrientes, su composición guarda correlación con la dieta de la madre. Es el caso de vitaminas como las del grupo B, en las que se ha observado deficiencia en niños amamantados por madres vegetarianas estrictas, vitamina D, E, K. minerales como el calcio, fluor, yodo y otras sustancias muy importantes para el desarrollo neuronal del bebe que son los ácidos grasos de cadena larga. La leche es un producto “vivo”: cambia su composición adecuándose a la edad del bebé. Para ello utiliza los principios inmediatos existentes en la circulación materna procedentes de sus reservas. Las necesidades de nutrientes en el período de lactancia se determinan analizando la composición química de la leche materna y estimando la cantidad producida diariamente. Y otro punto importante es que muchos medicamentos y drogas ilegales, al igual que la nicotina pasan a la leche materna cuando las madres los ingieren. Como consecuencia son administrados indirectamente al lactante. La mujer siempre debe consultar a su médico y al pediatra de su bebé antes de tomar un medicamento para asegurarse de que no conlleve riesgos mientras está amamantando.”, explica la Lic. Lucía Molina, del Departamento de Nutrición de Halitus Instituto Médico.
LA BUENA ALIMENTACIÓN DURANTE LA LACTANCIA
El costo energético de la producción de leche materna es elevado. En el primer trimestre se estima en 650 kcal/día y en el segundo trimestre disminuye a 500 kcal/día. Estos requerimientos se cubren en parte con las reservas de grasa almacenadas durante el embarazo, que normalmente se utilizan en los primeros meses de la lactancia. “De todas formas es necesario un aporte extra de calorías durante todo el periodo de lactancia que debe ajustarse a cada mujer, dependiendo de la ganancia de peso durante el embarazo, de la actividad física de la mamé, del retorno a su actividad laboral, etc”, aclara la licenciada.
El aumento de las necesidades proteicas por lo general es cubierto por la dieta habitual, teniendo en cuenta el aumento en la cantidad calórica aportada. El aumento en la cuota proteica se estima en 15 y 12 gramos extras para el primer y segundo semestre respectivamente.
El contenido en ácidos grasos esta relacionado con la alimentación materna; sin embargo, si la ingesta energética de la madre es insuficiente se utilizaran las reservas grasas para la producción de leche.
Los micronutrientes importantes en el periodo de lactancia son:
Hierro: las necesidades de hierro son inferiores a las requeridas durante el embarazo, con lo cual es cubierta generalmente por la alimentación.
Calcio: si bien fisiológicamente aumenta la extracción de calcio del hueso, es importante mantener al menos las tres porciones de lácteos sugeridas durante el embarazo, para evitar los efectos a largo plazo de la resorción ósea.
Zinc: es un micro nutriente al cual deberíamos hacer ajustes en la dieta para aportarlo. Las necesidades aumentan a lo largo de todo el periodo de lactancia. Lo podemos encontrar en las carnes, la yema de huevo, las lentejas.
Vitamina A: se aconseja un aporte extra, encontrándolo en muchos alimentos fortificados como leches, yogures y quesos; además en pescados y yema de huevo, y en vegetales de hoja verde, frutas y hortalizas rojas y naranjas.
Además, Molina agrega: “Con la finalidad de mantener el equilibrio hídrico de la madre, se aconseja el aporte de líquidos en cantidades superiores a lo habitual, ya que el volumen total de secreción láctea es aproximadamente 800 ml extras que deben adicionarse a las necesidades diarias. En general, las madres lactantes deben obtener sus nutrientes con una dieta bien balanceada y variada, y no de suplementos vitamínicos y minerales. Hay situaciones especiales como las mamas vegetarianas o aquellas que luego del parto permanecen anémicas”.
POCA LECHE, ¿POR QUÉ?
El niño recibe otra leche, alimento o bebida, con lo cual esta menos tiempo en el pecho, produce menos estimulo de succión, y por consiguiente menos producción láctea.
Puede haber una confusión del pezón por el uso de chupetes o biberones, que conspiran con un buen trabajo de succión.
Que el niño este colocado de forma incorrecta.
Baja frecuencia de mamadas. La mayoría de los lactantes necesitan mamar cada 2 o 3 horas. Si la madre o el bebé no pueden amamantar cada 2 o 3 horas, es aconsejable extraer la leche de los pechos para evitar que se llenen en exceso y ayudar a que se mantenga la producción de leche.
Poco tiempo en cada pecho que genera un vaciamiento incompleto de la mama.
Agotamiento materno, debe haber buen descanso.
Alimentación materna inadecuada: la madre deberá evitar dietas restrictivas y recibir buen aporte de líquidos.
La extracción de leche materna puede ser necesaria en múltiples ocasiones a lo largo de la lactancia del bebé –viajes maternos por ejemplo- y puede ser imprescindible para la madre que trabaja fuera de casa o para la que tiene a su hijo separado de ella, por diversas causas-un bebé prematuro, por ejemplo-. La extracción de leche materna es una técnica para vaciar el pecho que imita la succión del bebé y exige entrenamiento y paciencia. “Es necesario saber y explicar que las primeras extracciones siempre obtienen escasas cantidades de leche, pero con la práctica las madres son capaces de extracciones más eficaces y adecuados vaciamientos del pecho. Es importante que la madre sea entrenada en las medidas higiénicas para la extracción de leche y que conozca los pormenores de su almacenamiento”, dice la especialista.
ALMACENAMIENTO
La leche materna extraída puede conservarse en un recipiente de plástico, limpio donde pueda guardarse tapada herméticamente hasta su utilización, a temperatura ambiente no mas de 8 horas, siempre teniendo en cuenta la época del año ya que si es verano las altas temperaturas son peligrosas para al conservación de la leche extraída.
En la heladera puede conservarse 3 días, en el congelador 3 meses y en el freezer hasta 1 año.
Para entibiar la leche no debe colocarse al fuego directo ni usarse agua hirviendo. Lo mejor es colocarla en un recipiente con agua caliente o bajo una canilla para que fluya agua caliente.
Una dieta para una mamá que amamanta, a modo de guía, según la licenciada Molina, debería incluir:
Leche, yogur y queso: ingerir por lo menos 4 porciones
Carnes, aves, pescados, legumbres, huevos: ingerir 2 porciones
Verduras: ingerir por lo menos de tres a cinco porciones
Frutas: ingerir de dos porciones (incluir al menos 1 cítrico)
Panes, galletitas, cereal, arroz y pastas: deberá ser evaluada la cantidad y ajustada a las reservas grasas presentes luego de la gestación, a la actividad física materna, el retorno al trabajo, etc.
Grasas, aceites y dulces: es importante incluir aceites vegetales que nos aporten ácidos grasos insaturados de cadena larga. También podemos encontrarlos en frutos secos y pescados grasos.