Mauro Federico
«Papi, te tengo que contar un secreto». Alejandro se agacha hasta la cabecita llena de rulos castaños de Melina, mira sus vivaces ojos color miel y le acerca el oído. Su hija, de tres años, lo abraza y le pregunta casi susurrando: «¿Podemos ir a pasear?». En su casa de Lomas del Mirador, el padre la alza en brazos y le dice al cronista: «¿Te das cuenta de por qué este domingo va a ser uno de los días más felices de mi vida? Cómo no voy a celebrar ser el papá de esta hermosura». Su historia no tendría mucho de especial si no fuera porque Alejandro es HIV positivo y su hija fue concebida gracias a una moderna técnica llamada «lavado de semen» que le permitió fecundar el óvulo de su esposa con sus espermatozoides sin riesgo de contagio para la criatura.
El tratamiento consiste en aislar los espermatozoides aptos para fecundar del líquido seminal donde se encuentran las células que contienen el virus. Una vez disociados, se filtran los espermatozoides y se realiza una selección de los que son aptos para el tratamiento reproductivo. Luego se mide su carga viral y se insemina dentro del útero de la mujer. «El procedimiento de lavado de espermatozoides, mediante filtrado y centrifugado, asegura la reducción del riesgo de contagio», explicó el doctor Sergio Pasqualini, especialista en fecundación asistida y uno de los profesionales que lleva a cabo el tratamiento.
Bajo el programa Ferthiv (Fertilización en Parejas con HIV), implementado desde diciembre de 2000, el centro que dirige Pasqualini ya lleva atendidas cerca de 100 parejas. Si bien no existen cifras oficiales, se estima que en la Argentina sólo 15 bebés nacieron gracias a esta técnica. En todo el mundo, son aproximadamente 1.500. Una vez logrado el embarazo en la mujer seronegativa, no es necesario que se efectúe ningún tratamiento «extra», excepto «un estudio de sangre, denominado ELISA, para detectar la presencia de HIV en sangre al mes, a los tres meses de la inseminación y cada tres meses hasta un año posparto», completó el especialista.
«Soy HIV positivo desde hace 20 años pero me enteré en el año 2000, cuando empezaron a aparecerme manchas en la piel y decidí hacerme los análisis», recordó Alejandro. «Estando casados con Sabrina –que no es portadora– siempre mantuvimos relaciones sexuales con preservativo. Cuando nos decidimos a tener hijos, hablé con mi médico y me conectó con profesionales que me dieron esta posibilidad del lavado de semen», relató.
El tratamiento empezó en marzo de 2004 con una batería de estudios, hasta que un año después Sabrina quedó embarazada y, en 2006, nació Melina, que hoy se prepara para celebrar su tercer Día del Padre junto a su familia. «Este domingo queremos celebrar con los abuelos de la nena, compartiendo esta felicidad que nos desborda», finalizó Alejandro.
POR PARTIDA DOBLE. Jorge y María se casaron hace ocho años. En 2002 nacieron Julieta y Ezequiel, la pareja de mellizos que están a punto de cumplir siete años. Jorge ya pasó la barrera de los cuarenta, es profesional de la salud y vive junto a su familia en la ciudad de Buenos Aires. Hace 15 años se enteró de que era seropositivo. «En ese momento, sentí que me moría, que no iba a tener la posibilidad de tener hijos, nietos, vivir un futuro», relató a Crítica de la Argentina. «En aquel momento yo estaba de novio, tenía planes, proyectos, pero la idea de futuro desapareció por completo», agregó. Cinco años después, Jorge conoció a María, también profesional de la salud. «Al principio, cuando nos casamos, el tema de los hijos no aparecía en nuestro horizonte. Pero a los tres años surgió la necesidad de ser padres y empezamos a averiguar por técnicas que me permitieran evitar el traslado de la enfermedad a mi futuro hijo y ahí apareció lo del lavado de semen», evocó Jorge. «El día que me realizaron la extracción fue de mucha tensión y teníamos una gran expectativa, sabíamos que existía una posibilidad de que no ocurriera lo esperado, pero esa primera vez resultó todo bien y pudieron inyectar el semen purificado y potenciado para que su óvulo lo recibiera casi de una manera natural», agregó. El embarazo fue normal y a los ocho meses llegaron los mellizos, una parejita a los que llamaron Julieta y Ezequiel, que nacieron con un poco más de dos kilos cada uno. Los chicos y María mantuvieron su negatividad. Él continúa siendo positivo pero, con tratamiento retroviral, vive con total normalidad. «Nadie de mi familia conoce mi estado, ni siquiera mi condición de seropositivo, me siento cobarde por no asumir esto, pero ésta es una sociedad muy cruel que segrega a los que padecemos esta enfermedad», se sinceró Jorge.
Las tres técnicas de reproducción para hombres seropositivos
Si bien en la actualidad no es posible eliminar totalmente el riesgo de transmisión del HIV, el seguimiento de casos con lavado y procesamiento de espermatozoides, en un marco de evaluación multidisciplinario, lo hace posible y se han logrado embarazos sin contagio. «La pareja de un hombre infectado con el virus VIH tiene un riesgo de contagio en cada relación sexual no protegida; aquellos pacientes que reciben tratamiento y tienen carga viral en plasma negativa pueden presentar el virus en el líquido seminal con una frecuencia del 2%», detalló el doctor Pasqualini. Sobre la base del estudio de los casos relevados por Pasqualini, se ha logrado una efectividad en más del 85% de los tratamientos.
«Cuando se trata de parejas en las que ambos miembros son portadores de HIV, resulta imprescindible que se adopten los mismos cuidados que cuando sólo un miembro de la pareja lo padece, ya que pueden tener virus de cepas diferentes y, de no cuidarse, se corre el riesgo de contagio. Esto es, en la búsqueda de un embarazo o ante un embarazo, debe actuarse de igual forma que si sólo uno de los dos estuviera infectado», explicó.
Según publicaciones científicas relacionadas con la fertilización, existen al menos tres técnicas de reproducción asistida para hombres seropositivos:
* Inseminación intrauterina en mujeres que no presentan alteraciones que desaconsejen el procedimiento. En este caso, los espermatozoides con carga viral negativa, después del procesamiento y lavado, son colocados en el útero de la mujer en la fecha de ovulación.
* FIV-ICSI en casos de factor masculino moderado o severo, de factor tubario, endometriosis o varios intentos previos fallidos. Luego de procesada la muestra, se lleva a cabo la fertilización in vitro.
* Ovodonación. En casos de mujeres con falla ovárica severa, luego de realizar el procedimiento y lavado de los espermatozoides, se realiza la fertilización del óvulo donado y posterior transferencia al útero de la mujer.