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Por: Como estar bien | 01/02/09

Que el estrés no se meta en tu cama


Vivimos a mil y el apuro y las exigencias invaden todos los órdenes de nuestra vida, incluido el sexo. En esta nota charlamos con los especialistas para que nos cuenten cómo se manifiestan las disfunciones sexuales por estrés, qué hábitos cotidianos podemos cambiar para mejorar nuestra vida sexual, y cuáles son las claves para eliminar al estrés de la cama.

Culpamos al estrés de todo nuestro cansancio, desgano, falta de ánimo, úlceras, dolores de cabeza y, también, de los problemas sexuales que nos ocasiona. Y si bien sabemos que algo debemos hacer al respecto, nos avergüenza consultar a un profesional o, sencillamente, no encontramos la forma de «desenchufamos» de todo a la hora del sexo. El doctor Juan Carlos Kusnetzoff, sexólogo clínico, nos explica que la sexualidad humana es altamente sensible y vulnerable al estrés de cualquier origen, con una salvedad: el estrés es una moratoria, produce síntomas a distancia y el origen puede estar dado por intervenciones quirúrgicas, enfermedades familiares, mudanzas de domicilio, bajas en el trabajo, desocupaciones, déficit financieros, muertes de seres queridos, divorcios, separaciones temporales o no, e infinitas otras causas.
De acuerdo con la doctora Beatriz Literat, la función sexual involucra muchos sistemas del organismo humano, como el sistema cardiocirculatorio, hormonal y muscular, entre otros, y por lo tanto, el estrés, que afecta la función de estos sistemas, produce un consecuente trastorno en la función sexual. «Es por ello que muchas disfunciones sexuales son debidas al estrés, a veces, como única causa y los pacientes pueden consultar por alteraciones en el deseo sexual, dificultad en la excitación o en la erección, en la eyaculación y también en el orgasmo. En los varones existe un cuadro que se llama ´ansiedad por el propio desempeño» que es el paradigma del estrés sexual», indica. «El estrés afecta a la sexualidad de diferente modo según cada persona», dice la psicóloga y sexóloga Celia Laniado. Y expresa que en el hombre puede manifestarse por disfunción eréctil y problemas eyaculatorios, mientras que en la mujer puede generar anorgasmia e inhibición del deseo sexual; este último también sucede en el hombre pero en menor grado. «Un claro ejemplo de esto sucedió en 2001 con el tema del corralito y hubo menos nacimientos. La mujer cuando está estresada va perdiendo paulatinamente el deseo y el hombre también, especialmente cuando el estrés es por trabajo, cansancio y problemas económicos. En términos generales podemos decir que el estrés no sólo afecta las relaciones sexuales, sino que también trae distorsión y consecuencias negativas en las relaciones de pareja», señala.
Hábitos que influyen
El doctor Kusnetzoff considera que las recomendaciones las sabe todo el mundo y las recita, pero muy pocos las llevan a cabo. «Las ocupaciones y los compromisos cotidianos no dan tregua y no permiten
descansar, relajarse y ´tomar distancia»,aclara. Entonces, es posible que ante una gran situación de estrés decidamos que es el momento justo para empezar a cambiar profundamente algunos hábitos, de vida perjudiciales, que empeoran nuestras relaciones sexuales. «Para empezar por lo más elemental, es necesario reaprender a alimentarse, física y mentalmente»,dice en Estrés y sexualidad y completa que la dieta mental no se puede separar de la corporal, pues ambos aspectos de la unidad humana están íntimamente ligados y no tendrían sentido el uno sin el otro. En consecuencia, uno de sus consejos es realizar las comidas eligiendo un lugar tranquilo, aprendiendo a relajarse antes y durante ese tiempo, obligándose, por un ratito, a desacelerar el ritmo, apartarse de la lap-top, el celular y la agenda y dejar que el teléfono lo atienda el contestador. De igual manera, hace hincapié en los alimentos para la psiquis a través de la diversión; las metas,
los sueños y los proyectos; las recompensas personales; la percepción consciente de los placeres cotidianos; la responsabilidad para hacerse cargo de lo que depende de uno; la ejercitación de la resiliencia y el aumento de la autoestima. Para la doctora Literat, cambiar hábitos es una de las cosas más difíciles de lograr, y cree que a veces no es necesario pedirles tanto a los pacientes. «Se trata; de incorporar aspectos y una visión más creativa de la vida, es decir, ir sumando propuestas placenteras, a menos que los pacientes presenten conductas de riesgo para su salud. En ese caso, como médica, debo tener una mirada abarcadora sobre el estado integral del paciente y de su pareja, y orientarlos hacia la sustitución de hábitos no saludables por otros más sanos», manifiesta.
Respecto de esto, la licenciada Laniado considera que el cambio en nuestros hábitos de vida también otorgará un giro a nuestras relaciones sexuales. Así es que recomienda el hábito de bailar sensualmente o de aprender a seducir, el de preocuparse por sentirse bien y/o por gustar, el de la alegría, el amor y la pasión, o el de informarse sobre temas de sexualidad.
«Todo colabora para una mejor relación, pero siempre teniendo en cuenta qué tipo de hábito y si está relacionado con el tema», expresa.
SEXO ANTIESTRÉS
«La sexualidad es una de las formas más vitales de expresión de las personas. Una relación íntima con la pareja en quien se confía y con la cual uno se siente seguro, produce en el individuo un estado de bienestar físico y emocional que pocas veces puede lograrse de otro modo; es un método antiestrés por excelencia. Así funciona la química del cerebro», indica la doctora Literat.
Y dice que cuando además la pareja es conciente de lo poderosa que es la función sexual y no la trivializa, preservando los momentos de intimidad como algo muy valioso, puede lograr estados de plenitud extraordinarios que repercuten saludablemente en otras áreas de sus vidas. De lo contrario -manifiesta- si
solo la asumen como un pasatiempo fugaz o no son cuidadosos en la elección de su compañero/a, lo que resulta es insatisfacción, desvalorización y muchísimo más estrés.
Menos estrés, más placer
¿Cómo deshacernos de la ansiedad y el estrés cuando ya están alojados en nuestra cama? «Es difícil, pero se puede», dice Laniado y comenta que hay maneras de bajar la ansiedad por medio de caminatas, natación, yoga, eutonía y actividades reflexivas. «En cuanto al estrés, depende de la personalidad de cada uno. A veces es necesaria la consulta profesional para solucionarlo, porque si no se disuelve y el grado es alto, va a permanecer en la cama aunque no queramos, salvo que hagamos un corte con unas relajadas
vacaciones», expresa. Asimismo, sostiene que si no tomamos las cosas con calma esto volverá a aparecer, y por eso, es importante reflexionar sobre este punto y tomar conciencia de que si no podemos resolverlo hay que pedir ayuda profesional. «Se necesita tiempo, espacio,información y auto conocimiento, entre otras cosas», dice. Además, considera que es importante soltar el cuerpo y soltarse, dejarse llevar por las fantasías y entregarse con mucha pasión, hacer salidas íntimas (por ejemplo, ir a un hotel temático), apelar a la creatividad, conversar sobre los gustos y fantasías de cada uno y especialmente generar mucho juego previo. «Hacer el amor no es hacer cualquier cosa. Es el encuentro íntimo de los cuerpos, es la pasión, es el fuego, es la entrega, es estar presente con cuerpo y alma en ese momento y con esa persona», manifiesta.
Para el doctor Kusnetzoff el cambio empieza por aumentar la frecuencia, pero no exactamente de las relaciones sexuales completas -penetración vaginal, eyaculación y orgasmo-, sino proponerse acariciarse, besarse y trasfundirse mutualmente ternura. «Todo el mundo piensa en las relaciones sexuales con penetración y
orgasmo, eso es correcto, pero se realizan con escasa acción de caricias y besos previos a la penetración», aclara. De igual forma, completa que se trata de crear climas y actitudes que intensifiquen el «refugio» de uno con el otro, «porque la relación no solo es orgásmica, sino también pre-orgásmica con intensidad, y muchas veces solo eso´:
Del mismo modo, la doctora Literat señala que existen personas ansiosas por naturaleza y otras más tranquilas, pero a las cuales les cuesta mucho manejar el estrés ambiental. Así es que comenta que en ambos casos se  puede mejorar aprendiendo técnicas para controlar las situaciones que producen estrés. «En los tratamientos sexológicos disponemos de una amplia variedad de procedimientos para que los pacientes puedan recuperar los momentos de intimidad como algo precioso, que les da bienestar y les permite compartir con su pareja el placer y la comunicación que pudieron haberse perdido», dice. También explica que cada ser humano y cada pareja escriben su propio guión de intimidad y que cada persona es sensible de un modo diferente al impacto del estrés en sus vidas. «Por eso es necesario que la persona que consulta, su pareja y el médico, formemos un equipo de rescate. Los tratamientos siempre son
personalizados ya que responden a la personalidad, estilo de vida y creencias de los consultantes», concluye.
Agradecemos a:
• Lie. Celia Laniado. Psicóloga y sexóloga.
• Dr. Juan Carlos Kusnetzoff. Sexólogo clínico.
• Dra. Beatriz Literat. Dto. de Sexualidad y Disfunciones Sexuales de Halitus Instituto Médico.