La preeclampsia, condición caracterizada por un marcado incremento de la presión arterial de las mujeres embarazadas producido alrededor de la semana 20 de gestación, es una patología que afecta a entre el 5 y 10 por ciento de las mujeres que esperan un bebé.
Sin embargo, con los cuidados específicos, es posible prevenirla. Para eso, según los especialistas, hay que prestarle atención a dos cuestiones específicas: la dieta (aunque eso no implica necesariamente ingerir únicamente alimentos o platos sin sal) y la práctica de actividad física que siempre debe estar en relación al momento del embarazo y a los ejercicios que la mamá está acostumbrada a realizar.
De cualquier forma, también hay otros recursos valiosos como por ejemplo el reposo en los casos que exista indicación médica y, por supuesto, la realización de controles médicos permanentes dado que un buen seguimiento permite llegar con más rapidez al diagnóstico.
En este sentido, es muy importante que su detección sea precoz para poder abordarla teniendo en cuenta las particularidades de cada caso, pues de lo contrario el riesgo de complicaciones durante el embarazo y el alumbramiento aumenta significativamente tanto para la mamá como para el bebé. En este sentido, es fundamental establecer la diferencia entre las molestias frecuentes de un embarazo incipiente, y aquellas que persisten a lo largo que pasan los días.
«Resulta fundamental prestar atención a los síntomas porque muchas veces pasan desapercibidos y se confunden con signos propios del embarazo. Teniendo en cuenta eso, cabe remarcar que las mujeres que sufrieron preeclampsia en embarazos anteriores tienen mayores probabilidades de volver a presentarlo. Es por eso que todos los controles deberían apuntar a un diagnóstico temprano, ya que de lo contrario aumentan los riesgos tanto para la mamá como para el bebé», destacó el doctor Marcelo Rojas, del departamento de Obstetricia y embarazo de alto riesgo de Halitus Instituto Médico.
«La complicación principal de esta enfermedad consiste en el desarrollo de una alteración a nivel del tejido placentario que lleva a una disminución del aporte de flujo sanguíneo al bebé, aumentando las posibilidades de parto prematuro, restricción del crecimiento intrauterino y hasta lesiones neurológicas en los casos más severos. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos hipertensivos del embarazo son la principal causa de muerte materna en Latinoamérica y el Caribe, con un promedio de 25 por ciento de casos. En la Argentina, estas patologías son responsables del 13 por ciento de las muertes maternas, mientras la mortalidad perinatal se quintuplica en las mujeres con preeclampsia», completó el especialista.
Entre los síntomas más frecuentes de la preeclampsia se cuentan la visión borrosa o doble, el aumento de más de dos kilos por semana, la intolerancia a la luz, los dolores abdominales y las cefaleas persistentes y agudas, y los vómitos y náuseas.
Por su parte, en cuanto a las mediciones, el doctor Rojas consignó: «La presión normal en una embarazada varia entre 90-139 mm/Hg sistólica y 60-89 mm/Hg diastólica, por lo cual para hablar de hipertensión, los números deben ser mayores o iguales a 140 mm/Hg de sistólica y 90 mm/Hg de diastólica. Asimismo, el registro debe poder comprobarse mediante dos mediciones diarias con un intervalo no menor a las cuatro horas».
«Además, los 300 mg o más de proteínas en orina de 24 horas constituyen el segundo elemento para poder diagnosticar una preeclampsia», finalizó.
Número de matrícula del especialista consultado
– Doctor Marcelo Rojas: M.N.104.751
Para mayor información:
– Halitus Instituto Médico: http://www.halitus.com
Pro salud news- 11 de marzo de 2009