Sólo un tercio de los padres habla frontalmente de sexualidad con sus hijos, y el resto confía en que una fuente autorizada se ocupará del tema. Pero la mayoría cree que lo hace, y que los adolescentes descifran qué es lo que quieren manifestar con un simple "cuidate".
En esta nota, te damos a conocer las conclusiones de un informe del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam) en el que se trata un tema ineludible: cómo prevenimos a nuestros hijos de embarazos no deseados.
«Cuidate´; les decimos a nuestros hijos antes de que salgan. Pero, ¿alguna vez nos pusimos a pensar qué entienden ellos cuando nosotros pronunciamos esa palabra? ¿Será lo mismo que queremos transmitirles? De acuerdo con el estudio que realizó el Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam) durante el 2008, decir «cuidate» es poco claro y puede indicar desde «usá preservativo´; «no consumas drogas´; «moderate bebiendo alcohol o no bebas´; hasta «no te contactes con extraños´; «observá los peligros que hay en la calle», y más.
Según la doctora Karina Iza, ginecóloga del Celsam, todos los adultos entrevistados consideran que hablan con sus hijos, pero «cuando se profundizó en el tema, sólo un tercio de los padres y madres sostuvieron que la sexualidad es un tema abordado con asiduidad y naturalidad en el seno familiar», explica. Por consiguiente, si bien hay interés por la sexualidad de los hijos, habitualmente no se habla de este tema correctamente.
Respecto de esto, la doctora Nieves Estévez, especialista en sexología, dice que los padres tienen dificultades para hablar con sus hijos pues ellos tampoco tuvieron educación sexual, y poseen sólo experiencia. Del mismo modo, la doctora Alicia Figueroa, ginecóloga del Celsam, agrega que es mucho lo que se habla del escaso conocimiento de los adolescentes sobre prevención, «pero poco se conoce acerca de qué saben sus padres y qué les transmiten´:
Por otra parte, para la doctora Beatriz Literat del Departamento de sexualidad y disfunciones sexuales de Halitus Instituto Médico, entre los padres de adolescentes existen todas las variables del rango: «desde los que apuntan exclusivamente al mensaje ´no te embaraces porque te vas a arruinar la vida´ o les hablan a sus hijas del riesgo de un aborto o del peso de tener que criar un hijo no deseado, hasta aquellos padres que señalan a la sexualidad como un acto de amor con consecuencias naturales de las cuales la pareja debe responsabilizarse´; indica.
Más que palabras
Si bien queremos que nuestros hijos estén informados sobre sexo, que se comuniquen con nosotros, y que utilicen siempre preservativo y otros métodos anticonceptivos, muchas veces no hablamos con ellos sobre este tema y delegamos esta responsabilidad en los medios de comunicación o en la escuela. ¿Por qué? De acuerdo con los datos obtenidos en la investigación realizada por el Celsam, la licenciada Andrea Gómez, psicóloga de la institución, nos cuenta que en este silencio de los padres «convive la ambivalencia de sentir a sus hijos muy chicos para hablarles, o por el contrario, ya muy maduros y conocedores de estos temas´: Además, manifiesta que en los hogares en los que se asume una postura rígida y menos participativa, se instaura un monólogo dogmático que pretende cuidar desde la prohibición, el interrogatorio y la pesquisa.
Entonces, ¿cómo los ayudamos a protegerse? «Cada padre tiene su propio concepto acerca de lo que significa ´protegerse; y esto lo van transmitiendo a los jóvenes. Para algunos, es enseñarles a no hacerse responsables ya zafar de la situación lo mejor posible, por ejemplo, induciendo a los hijos al no compromiso con sus compañeros sexuales, a obtener satisfacción y nada más. En otros casos, enseñarles a protegerse de un embarazo podría significar poner a su disposición métodos anticonceptivos más eficaces e incluso facilitarles dinero para un aborto realizado por un profesional idóneo´; dice la doctora Literat. Con todo, también recalca que otros padres entienden la situación de un modo diferente, y que le comentan que no les dirían a sus hijos que tenga relaciones con cualquiera yen cualquier circunstancia porque luego pueden hacerse un aborto, ya que este mensaje es nefasto
para la salud física y psíquica de cualquier Joven.
Por otra parte, las pocas veces que hablamos con nuestros hijos sobre sexo, manifestamos diferencias marcadas entre la sexualidad de las mujeres y la de los varones.
«En nuestra sociedad aún se espera que el varón tenga más relaciones libres que las mujeres, pero hay que tener en cuenta que actualmente se están igualando. Por eso, hay que pensar en alertar a las chicas igual que a los varones acerca de no tener relaciones sin preservativo aunque conozcan a la pareja, pues pueden ignorar que están infectados», subraya la doctora Estévez. Con respecto a este tema, la investigación del Celsam revela que la actividad sexual masculina se percibe como una necesidad biológica y se asume que el varón tiene más instintos y menos cabeza, y que debería iniciarse a los dieciséis años y con cualquier chica, no con su novia. A su vez, se percibe la sexualidad de las mujeres como un factor determinante de cómo van a ser valoradas.
«Tanto madres como padres sostienen que las mujeres tienen más que perder al iniciar una vida sexual activa´; asegura la doctora Figueroa y completa que todavía está presente el concepto de que el varón usa a la mujer. En consecuencia, se espera que la adolescente se inicie por amor -no por placer-, a los dieciocho años y con su novio. Y se asume que es más madura y que una de sus responsabilidades es cuidarse del varón. Asimismo, se establece un nuevo paradigma: la pareja estable en lugar de la virginidad, y por lo tanto, la chica ideal es aquella que es madura, se inicia más tardíamente y con su novio o pareja estable.
¿Doble, uno o nada?
De acuerdo a la investigación del Celsam, los adultos desconocen la recomendación de la Organización Mundial de la Salud que propone el uso del doble método: pastillas anticonceptivas más preservativo, como la mejor manera de cuidarse que tienen los adolescentes. Para los padres, el preservativo es el mejor método durante la adolescencia. ¿De dónde surge este pensamiento? Los adultos creen que el uso del condón supone relaciones sexuales esporádicas o poco frecuentes. Por ende, forjan la fantasía de que si su hijo o hija está utilizando este método es porque tiene relaciones sexuales sólo de vez en cuando y nace la idea tranquilizadora de que la exposición al riesgo es menor. «Muchos jóvenes aprenden aponerse mal el preservativo porque sus propios padres les transfieren un conocimiento que no siempre es el correcto. Además, el preservativo no es la panacea y muchas veces falla por diferentes causas. La tarea de los padres es más importante que esto y deberían tenerlo presente para proteger la salud física y psicológica de sus hijos´; considera la doctora Literat. Por su parte, la doctora Estévez explica que el preservativo es básico pues impide los embarazos y actúa sobre la prevención de enfermedades infecciosas.
«Si la relación es estable puede usarse sólo la píldora, el DIU o el diafragma, pero debe asegurarse de que la pareja esté libre de SIDA u otra enfermedad por medio del análisis adecuado´; dice. Según los datos del informe del Celsam, una infección de transmisión sexual como el VIH es uno de los mayores temores de los padres. Pero la idea del chequeo a través de un análisis de sangre está totalmente ausente del discurso de los adultos. Así es que creen que es suficiente resguardo que la chica sea conocida, y no una chica cualquiera. «Se establece así una peligrosa discriminación positiva: si es una buena chica no puede estar infectada o tener SIDA´; expresa la licenciada Gómez.
Por otra parte, las pastillas anticonceptivas no pueden deshacerse de los mitos que se tejen en su contra, y los padres consideran que sólo deben usarse durante un noviazgo. Del informe se desprende que el uso de estas pastillas se asocia a una vida sexual muy activa, que sólo puede concebirse para sus hijas en el marco de una relación estable. De la misma forma, las madres piensan que sus hijas son muy chicas para tomarlas, que les pueden hacer daño o dificultar un embarazo cuando lo deseen. Sin embargo, la doctora Iza expresa que la pastilla es segura y que la toma de los comprimidos se produce en un momento diferente al del encuentro sexual, lo que evita que la impulsividad del momento favorezca el no uso del método; principal desventaja del preservativo.
Ausentes a incorporar
Para la doctora Literat, los padres de hoy no deberían tener miedo de hacer reflexionar a sus hijos acerca del valor de su salud biopsicoespiritual, de la importancia de cuidarse íntegramente protegiendo su autoestima, además de su salud, y de practicar el auto respeto.
«También tendrían que alentarlos a realizar elecciones saludables e inteligentes, no guiadas por simples impulsos que traen consecuencias muchas veces no deseadas y que luego escapan del control´; dice.
Además, el informe del Celsam indica que el placer, el disfrute y la sexualidad como parte importante de la experiencia humana están ausentes de las conversaciones familiares. Así señala que el valor que una vida sexual saludable puede aportar al desarrollo humano no forma parte del concepto que los padres tienen sobre la sexualidad de sus hijos e hijas, y probablemente de la propia. Por ende, afirma que se genera una profunda brecha entre el valor percibido de la sexualidad de varones y mujeres y el enorme potencial que puede desarrollar una persona que se asume como un ser sexuado, íntegro, autónomo, con respeto por sí mismo y por los demás.
Pilar Mouraci
Agradecemos a:
• Lic. Andrea Gómez. Psicóloga del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam).
• Dra. M. Nieves Estévez. Médica especialista en sexología y en niños y adolescentes. Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
• Dra. Beatriz Literat. Departamento de sexualidad y disfunciones sexuales de Halitus Instituto Médico.
• Dra. Karina Iza. Ginecóloga del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam).
• Dra. Alicia Figueroa. Ginecóloga del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam).
EL DATO
“Los padres que hablaban con los adolescentes tampoco sabían si sus hijos ya se habían iniciado sexualmente», dice la doctora Figueroa con respecto a lo que manifestaron los entrevistados que participaron en el informe del Celsam.
MIRA QUIÉN HABLA…
• Las conversaciones sobre sexualidad suelen darse de uno a uno: con el padre o con la madre.
• Es más frecuente que sea la madre quien habla de sexualidad con sus hijos, tanto mujeres como varones.
• En los matrimonios existe un acuerdo implícito o explícito sobre quién habla y qué es lo que se dice.
• Es muy poco frecuente que en un matrimonio ambos hablen con sus hijos.
• El padre suele hablar menos.
• Es más probable que el padre hable si está separado, sobre todo con su hijo varón.
Fuente: Investigación del Celsam. 2008.
¿HABLAR ES LO MISMO PARA TODOS?
Para los padres es:
• Informar de forma seria y conversar espontáneamente cuando surge el tema.
• Informar de forma seria cuando se considera necesario. Luego se esperan más preguntas.
• Estar dispuesto a hablar cuando llegue el momento adecuado.
• Alertar sobre los problemas que conlleva la sexualidad.
Para los hijos es:
• Informar de forma seria y conversar espontáneamente cuando surge el tema.
• Únicamente hablar en serio se convierte en educación forzosa.
• El momento adecuado llega tarde. Los hijos se consideran mayores antes de que lo hagan sus padres.
• Alertar es retar. No quieren que les digan nada.
PARA INFORMARNOS
El Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam) invita a los jóvenes y a sus padres a consultar gratuitamente para que se informen sobre métodos anticonceptivos, prevención de las ITS, o cualquier tema relacionado con la educación sexual: 0-800-888235726.
MÉDICOS Y PADRES
«Afortunadamente muchas madres /levan al ginecólogo a sus hijas y esto da confianza a la joven al ver la aceptación materna. A los muchachos los informa el papá y, en general, no intervienen profesionales», indica la doctora Estévez.