Por AGUSTINA SUCRI
El mundo entero asistió al «acto inaugural» de la fertilización in vitro el 25 de julio de 1978, fecha en que nació Louise Brown, a quien los medios pronto bautizaron «la primera bebé de probeta». Desde entonces, la ciencia ha alcanzado nuevos horizontes dando lugar a una variedad de alternativas no sólo para aquellas personas que no pueden tener un hijo sino también para las que por distintos motivos desean postergar su maternidad.
«Lo que estamos viendo de novedoso es el mejoramiento de las técnicas que ya existen. Una de ellas, que se discutió y presentó en el último congreso de la Sociedad Europea de Medicina Reproductiva, es el congelamiento de embriones y de óvulos mediante la vitrificación», aseguró en una entrevista con La Prensa el doctor Guillermo Speranza, director del Centro Argentino de Fertilidad.
Según explicó el especialista, se trata de una técnica de congelación rápida, que permite preservar los óvulos o embriones (es decir, el óvulo ya fecundado) en mejores condiciones que con la técnica de congelación lenta usada hasta ahora. En otras palabras, la vitrificación evita que este tipo de células se dañen durante el proceso de congelamiento y descongelamiento, lo cual aumenta la tasa de éxito en el tratamiento de fertilización asistida.
Al hablar de las estrategias que utilizan los especialistas en medicina reproductiva en esta clase de terapéuticas, Speranza señaló que para obtener buenos resultados, se induce una poliovulación. «Le damos a las pacientes inductores de la ovulación. Se trata de medicamentos que estimulan los ovarios para que produzcan más de un óvulo, que es la cantidad habitual en un ciclo», detalló. «Esto sirve -aclaró- para exponer una mayor cantidad de óvulos a la fertilización, porque ésta no es 100% segura. En las parejas que tienen problemas para reproducirse, se necesita una cantidad mayor de óvulos para asegurarnos de tener más embriones, poder transferir dos o tres al útero, y aumentar la chance de embarazo».
Como no todos los óvulos ni los embriones conseguidos durante el proceso serán ultilizados, pero pueden servir en caso de que el primer intento de fertilización asistida falle, la congelación se presenta como una herramienta de suma utilidad, según advierten los especialistas.
«Los embriones u ovocitos «sobrantes» se congelan para un posterior tratamiento, si es necesario. La vitrificación permite no desecharlos, sino mantenerlos por un tiempo determinado hasta tanto se pueda transferir nuevamente al útero», precisó Speranza.
LENTA VERSUS RÁPIDA
La «criopreservación» o congelamiento de los embriones no es una técnica nueva, ya que el primer nacimiento registrado a partir de la utilización de este método data de 1984.
Sin embargo, el desarrollo de la «vitrificación» representa un importante adelanto para los especialistas en reproducción asistida. Al detallar las diferencias entre esta última técnica y su más lenta predecesora, Speranza expresó: «Una célula está constituida mayormente por agua. Al someterla a una congelación lenta, que era lo que se hacía habitualmente, era necesario deshidratarla porque si se congelaba en la condición en que estaba, el agua se cristaliza y al cristalizarse rompe todas las organelas (mitocondrias y lisosomas)». «Es decir que al descongelarla -prosiguió-, nos encontramos con una célula que ha perdido su potencial de duplicarse porque todos los condicionamientos que necesitaba
para hacerlo se han visto lesionados por la congelación».
Por este motivo, para que la congelación lenta de embriones u óvulos fuera eficaz, se requería «un sistema de deshidratación celular y, luego, había que poner las células en una sustancia llamada crioprotectores».
Así y todo, Speranza manifestó que las condiciones de la célula «recuperada» tras la descongelación e implantada nuevamente dentro del útero, daba como resultado «una tasa de embarazo menor que con embriones en fresco», mientras que, una vez descongelados, los ovocitos sometidos a esta misma técnica, mostraban «una muy mala tasa de fertilización».
En ese contexto, según indicó el profesional, «un japonés creó una técnica de congelamiento rápido, a la que denominó vitrificación, que consiste en someter la célula a altas concentraciones de glicerol, un crioprotector, que en condiciones normales serían tóxicas para la célula, pero inmediatamente se congela».
La celeridad de esta técnica contribuye a que la «célula prácticamente no sufra y, al descongelarla, obtenemos una rápida recuperación», destacó el director del Centro Argentino de Fertilidad, donde ya se han logrado tres embarazos -sobre un total de ocho-con la utilización de esta estrategia.
OTRAS UTILIDADES
Mediante la «vitrificación» también se amplió el espectro de personas que pueden beneficiarse en términos de fertilidad. «Hay otro grupo de pacientes, que presentan tumores de algún tipo y que necesitan congelar ovocitos o congelar ovario para diferir fertilidad a futuro», remarcó Speranza.
En ese sentido, el especialista sostuvo que gracias a los avances en oncología, el cáncer tiene altos índices de curación, «por lo menos en algunos tumores, especialmente en aquellos de la adolescencia y de la juventud temprana».
Empero, los tratamientos de quimioterapia o radioterapia necesarios para combatir ese tipo de tumores puede dañar el funcionamiento ovárico. Para este tipo de pacientes, los especialistas en fertilidad ofrecen como opción preventiva la congelación de ovario por vitrificación. De esta manera, una vez terminada la terapia contra el cáncer, la mujer, adolescente, o niña, tendrá una mayor oportunidad de tener hijos si así lo desea.
Asimismo, en los últimos años se ha observado una tendencia mundial que, de alguna – manera, coincide con el rol femenino en la sociedad: muchas mujeres -por motivos económicos, sociales, laborales- deciden aprovechar los adelantos científicos y congelar sus óvulos, para extender el plazo natural de fertilidad, que comienza a decaer a partir de cierta edad.
«Sabemos que después de los 39 ó 40 años el potencial reproductivo de la mujer cae, entonces es lógico pensar sobre la posibilidad de que congele ovocitos a la espera de encontrar el amor de su vida o el momento más adecuado para quedar embarazada», opinó Speranza.
de óvulos u embriones se limitaba a sus características morfológicas (de forma), en cambio, ahora el estudio genético de este tipo de células permite identificar aquellas que presentan alguna anormalidad en ese sentido.
«El DGP es un adelanto importante y no sólo es necesario para evitar la transferencia de embriones anormales, sino que es mandatorio en aquellos casos en los cuales hay antecedentes de enfermedades genéticas o de ´screening»´, aseveró Pasqualini, para luego agregar: «No siempre el embrión de mejor aspecto es genéticamente normal, y si uno sabe que con la edad aumenta significativamente la cantidad de embriones anormales que se forman, no deja de ser interesante saber cuál es realmente normal antes de transferirlo».
Esta clase de diagnóstico genético puede realizarse, según puntualizó el profesional, en tres estadios: «en el óvulo recién fertilizado, al tercer día de desarrollo; cuando el embrión tiene ocho células, sacando una o dos células llamadas blastómera; o se puede hacer al quinto día de desarrollo en el estadio llamado blastocisto, sacando seis a ocho células».
Gracias a este avance de la tecnología, no sólo es posible conocer con muchos más detalles los ovocitos y los embriones para aumentar la tasa de embarazos sin complicaciones, sino que además «al hacer la fertilización in vitro, permite transferir menor cantidad».
Al ser preguntado sobre el porcentaje de éxito que se alcanza a través de los actuales métodos de reproducción asistida, el director de Halitus estimó conveniente subrayar que «la posibilidad de quedar embarazadas va a depender de cada caso en particular» y que «lo importante es poder predecir y dar el pronóstico a cada pareja, ya que hoy en día se pueden saber cosas que antes no se sabían: cómo responde el ovario, cómo salen los óvulos, en qué cantidad, qué tasa de fertilización existe, que cantidad de embriones…».
En la actualidad, el precio de los tratamientos de fertilización asistida oscila entre los 5.000 y los 7.000 pesos, dependiendo por supuesto de la sofisticación que requiera cada caso y, según aseguraron ambos profesionales, el uso de la técnica de vitrificación no encarece de forma significativa su costo.
El tabaquismo y la obesidad, amenazas contra la fertilidad
Además de producir tantos otros daños, el tabaquismo influye negativamente en los tratamientos de fertilidad. Este fue uno de los temas centrales durante el XXIV Congreso Anual de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESRE), que tuvo lugar recientemente en Barcelona, España, según comentó el médico argentino Emilio Sojo.
Tras haber participado del encuentro que reunió a más de 7.000 especialistas en fertilidad, Sojo -ginecólogo, obstetra y fundador del Instituto de Ginecología y Fertilidad (IFER)- destacó: «Resultó muy interesante el informe presentado sobre la influencia del tabaco, en el cual se comprobó que el cigarrillo disminuye la fertilidad y que una mujer que fuma diez cigarrillos por día, tiene un ovario similar al de una mujer diez años mayor».
Asimismo, el profesional subrayó que «un 13% de los tratamientos que fracasan se debe al cigarrillo y otro tanto a la obesidad, no solamente de la mujer, sino también del hombre».
«En general, al tema del cigarrillo no se le da importancia, así como tampoco le dan importancia al peso de la mujer y mucho menos a la obesidad en el hombre; éstos no eran temas a la hora de encarar un tratamiento de reproducción asistida», agregó Sojo al tiempo que aclaró: «Por lo general, uno trata de pensar todas las alternativas médicas posibles, pero el apoyo psicológico y la contención son igual de importantes. Lo cierto es que resulta difícil decirle a una paciente que deje de fumar y correr el riesgo de perderla como paciente. Pero con estos nuevos estudios, creo que vamos a tener que darle más importancia al tema porque está comprobado que mejoran los resultados».
En ese sentido, el especialista en fertilidad remarcó que las mujeres que tienen dificultades para quedar embarazadas, deberán tomar en cuenta seriamente este factor a la hora de encarar un tratamiento de fertilidad porque es significativo cómo el cigarrillo reduce las posibilidades de embarazo. «Se ha comprobado también, que en un plazo de tres meses se pueden observar efectos positivos, por lo que su abandono puede mejorar de forma notable los resultados de los tratamientos de fertilización in vitro (FIV), reduce los riesgos y favorece un embarazo saludable», aseguró.
«Se sabe que fumar afecta la fertilidad de la mujer, pero ahora -por primera vez- una investigación demuestra que el tabaco, además de afectar la función del ovario, afecta también la del útero», concluyó Sojo.
PREVENCIÓN
Por su parte, el doctor Sergio Pasqualini, director médico del instituto Halitus, hizo hincapié en otro de los avances alcanzados en el marco de la reproducción asistida: el Diagnóstico Genético Preimplantatorio (DGP). Al respecto, el experto en fertilidad resaltó que en el pasado el criterio de selección