Por mucho tiempo se creyó que sólo las mujeres tenían un reloj biológico que les marca el límite de la fertilidad y la edad reproductiva.
Sin embargo, un reciente estudio demostró que la edad del hombre está vinculada a mayores complicaciones durante la gestación, así como a futuro, en la salud del hijo. La investigación publicada en Jama Network se fundamenta en datos recopilados de más de 46 millones de nacimientos en Estados Unidos entre 2011 y 2022. A partir de esta información, los autores compararon a padres de 30 años con otros de 50 años.
Y a pesar de considerar la edad materna y otros factores que influyen en la gestación, los investigadores encontraron que cada década de aumento en la edad del padre se asociaba con un incremento en las complicaciones durante el embarazo.
Aunque el tiempo de vida reproductiva de la mujer es más corto y está delimitado por el comienzo de la menopausia, en comparación con los hombres que pueden convertirse en padres mucho más allá de los 40 o 50 años, lo cierto es que la calidad y cantidad de sus gametas disminuye significativamente a partir de cierta edad y eso impacta de manera negativa en su fertilidad.
Según explicó ante la consulta de Infobae el médico ginecobstetra especialista en fertilidad Sergio Pasqualini (MN 39914), miembro de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (Samer) y director de Halitus Instituto Médico, “el hombre también tiene un reloj biológico, sólo que va a un ritmo diferente con respecto al de las mujeres”.
“Con el paso de los años, los espermatozoides y la fertilidad del hombre disminuye y esa disminución va ligada a su genética, es decir, así como los ovarios vienen condicionados genéticamente en cuanto al tiempo de vida útil que van a tener, lo mismo pasa con los testículos”, ahondó el especialista, quien remarcó que “a esa vida útil genética con la que las personas vienen al mundo se le agrega todo lo que es la epigenética, es decir, cómo llevan adelante la vida, qué hábitos saludables o no saludables tienen y de esa manera pueden influir sobre la genética”.
Sergio Papier es médico especialista en reproducción humana y fertilidad, miembro del comité ejecutivo de la Asociación Latinoamericana de Medicina Reproductiva (Almer) y director médico de Cegyr (MN 75952) y en este sentido agregó “el reloj biológico en los hombres es menos evidente porque en la mujer lo determina de alguna manera la última menstruación y el inicio de la menopausia, en cambio en el hombre es mucho más silencioso pero afecta también la fertilidad”.
Si bien la biología no es exacta y, como se vio, hay factores externos y hábitos de vida que pueden afectarla, según Pasqualini, “siempre, con el tiempo, la cantidad y la calidad de los espermatozoides va a ir disminuyendo”.
De allí que, para él, “la edad ideal para ser padres es la menor posible y cuando el hombre está maduro lo suficiente”. “Pero cada persona es distinta, por eso podemos decir que no hay una edad ideal -reconoció-. Lo que sí sería ideal es que los hombres tomen conciencia que el reloj biológico también les corre a ellos y que el ritmo de deterioro es muy personalizado dependiendo de la genética y de la epigenética, de cómo el medioambiente influye en la pérdida de la vitalidad, no sólo de la parte reproductiva sino también de todos los órganos en general”.
En la misma línea, para Papier “es difícil hablar de una edad ideal, pero podría decirse que antes de los 45 años”. Y dado que el especialista reconoció que “en la actualidad aumentó también la edad del hombre a la hora de buscar familia por diferentes motivos”, en su mirada “es aconsejable tomar medidas preventivas, como llevar una vida saludable, hacer ejercicio y tener buenos hábitos, lo que ayuda mucho a mejorar o mantener la calidad de los espermatozoides”.
—Pasqualini: Con espermatozoides de hombres mayores, hay mayores posibilidades de riesgo.
El primero es que no se logre el embarazo, el segundo es que se genere un embrión malformado y que se pierda el embarazo, y por último, que se forme un embrión que dé un bebé que pueda tener problemas, ya sea detectables al momento del nacimiento como Síndrome de Down, u otras malformaciones menos frecuentes, como también problemas a futuro.
De un tiempo a esta parte se habla, por ejemplo, del autismo en relación a la edad del hombre y otras cosas que pueden ir apareciendo. Por lo tanto, el embarazo con espermatozoides de menor edad siempre es mejor.
—Papier: Luego de los 45 años se empiezan a ver ciertas alteraciones en la concentración de espermatozoides -es decir, la cantidad-, la movilidad, la forma de los espermatozoides -es decir, la capacidad fecundante-, pero centralmente lo que se empieza a ver es lo que se llama fragmentación del ADN de los espermatozoides, que eso tiene implicancias en el desarrollo de los embriones, en la fertilidad en la implantación y en la en las pérdidas también de embarazo.
No solamente el riesgo genético en la descendencia tiene que ver con la edad de la mujer y la calidad de sus óvulos, sino también se están empezando a ver riesgos genéticos en la descendencia inherentes a la edad reproductiva avanzada del hombre. Básicamente, se observan mutaciones de novo que pueden generar algunas enfermedades en los niños, sobre todo trastornos del espectro autista, predisposición a tumores y otras.
Son observaciones que hay que tener en cuenta, pero que para nada contraindican buscar un embarazo a edades más avanzadas en el hombre.
En este punto, para empezar, Pasqualini destacó que “la disminución de la calidad y cantidad de los espermatozoides puede ser medida a través de un espermograma, que es una herramienta que brinda una ‘foto’ de situación”.
Sin embargo, aclaró que “para saber el ritmo de deterioro, es importante tener dos fotos en un tiempo, por ejemplo, hacer un espermograma a un hombre a los 30 años y repetir otro, por ejemplo a los 35 años”. “El resultado puede ser muy parecido, pero también puede haber una diferencia grande, y esa predicción del ritmo de pérdida en forma personal para cada hombre sólo se la puede conocer de manera anticipada con este estudio”, agregó.
Por otro lado, además de la prevención que cada hombre puede hacer al llevar un estilo de vida saludable, es posible, al igual que sucede con las mujeres, “preservar gametas por medio de la criopreservación”.
Y tras aclarar que “vitrificar óvulos es un procedimiento que requiere estimulación ovárica, anestesia, aspiración”, el experto en fertilidad aclaró que “la obtención de la muestra para congelar espermatozoides en el hombre es mucho más simple y además, la práctica es mucho más económica”.
El experto reconoció que “en la actualidad es muy frecuente que un hombre decida tener un hijo a los 60 años”, al tiempo que muchas veces esa posibilidad se ve truncada debido al estado de sus espermatozoides, situación que podría haberse salvado si ese hombre hubiera criopreservado material genético años antes.
“Siempre hablamos de la vitrificación de óvulos y muy pocos hablamos de que el hombre también debería criopreservar espermatozoides -enfatizó-. La única forma de detener el reloj biológico es criopreservar espermatozoides, y cuanto más joven se haga, mejor”.
De allí que Papier aconsejó, para preservar la salud reproductiva, “realizar espermogramas muy especializados buscando si está presente la fragmentación del ADN o no”, y luego, “con técnicas de reproducción asistida se pueden seleccionar los mejores espermatozoides a colocar dentro de los óvulos para obtener embriones con mayor potencial reproductivo”.
“Finalmente -concluyó- hay algunos estudios genéticos que se podrían llegar a hacer en los embriones antes de ser implantados para detectar mutaciones muy puntuales que tengan que ver con la edad reproductiva avanzada en el hombre”.