Siempre afirmamos que la maternidad es una elección. Las razones por las que una mujer decide postergarla son múltiples y variadas. Hoy, crecer profesionalmente, fructificarse en logros y conquistas personales, suele ser expresión de la fertilidad en muchas mujeres durante un largo período de su vida. A veces el deseo no aparece, porque no viene intrínseco, en cambio en otras, el deseo aparece cuando ya no puede darse de manera natural.
Hoy el factor más frecuente de limitación para lograr un embarazo es la edad de la mujer. Es decir, el principal problema de salud reproductiva de este siglo es la llegada tardía de la mujer al nacimiento de su primer hijo.
Nuestro consejo es siempre vitrificar óvulos. Y si bien este mensaje viaja por distintos canales con mucha frecuencia, la mayor parte de las mujeres aún no han tomado conciencia de esto.
Pero, ¿es una garantía? La verdad que no, pero es siempre una oportunidad. Es, sin dudas, la mejor respuesta que tiene hoy la ciencia frente a la postergación.
No es garantía porque tanto los óvulos como la mujer pueden no presentar las condiciones óptimas al momento del tratamiento. Es cierto que muchas mujeres pueden llegar entusiasmadas a hacerse el procedimiento y que las cosas no salgan como esperan. Lo primero que tenemos que hacer es buscar información segura, asertiva y confiable. Es decir, asesorarnos con profesionales sobre nuestra reserva ovárica y las posibilidades reales que tenemos de criopreservar. Porque si bien es una forma de preservar la fertilidad, no es en cualquier momento, no es para todo el mundo y no es algo que está garantizado.
El beneficio de hacerlo es que se conservan los óvulos de la “edad” del momento en que se congelaron, por lo que la mujer puede decidir ser madre a las 40 pero con sus óvulos de cuando tenía 32. Además, nos da la pauta sobre cómo está nuestra reserva ovárica y nos da información, fundamental para poder tomar decisiones en un futuro. Si bien no hay un límite tajante. La fertilidad decae a medida que avanza el tiempo. Por eso, más joven sea, mejor. De todas formas, para saber qué posibilidades tiene la mujer debe ser evaluada. Puede que una de 40 años califique mejor que otra de 35.
El procedimiento consiste en estimular los ovarios con hormonas para que se produzcan varios óvulos –la cantidad dependerá de la capacidad de respuesta del ovario-, luego se aspiran los folículos que contienen los óvulos y se congelan para su conservación. La técnica utilizada es la vitrificación que es la variante de congelamiento con descenso brusco de la temperatura y que permite lograr muy buenos resultados al descongelarlos.
Por último, es cierto también que la vitrificación se instaló como una oportunidad real hace pocos años. Es decir, una mujer de 50 años no tiene que sentirse mal por no haberlo hecho, porque en la época en la que hubiera sido bueno para ella la tecnología de la vitrificación no se había desarrollado como para tener chances reales de éxito al descongelarlos. Sin embargo, hoy la realidad es diferente y es importante que toda mujer cerca de sus 30 años, esté informada para tomar una decisión.