La menopausia es una etapa más en la vida de las mujeres, como la adolescencia, la infancia o la aultez. La edad promedio en que se produce es de es 52,7 años en Argentina, aunque puede comenzar en edades más tempranas. El período de transición suele resultar desafiante, sin embargo, tomando ciertas precauciones es posible adaptarse sin sacrificar calidad de vida.
Hay distintos factores que contribuyen a definir cuál va a ser la edad en la que cada mujer transite esta etapa. Dentro de ellos está la genética pero también factores externos del medioambiente como el tabaquismo, el estrés o la alimentación.
«El camino a la menopausia suele ser paulatino y con variaciones. Si bien se trata de un hecho normal o fisiológico en la vida de las mujeres, y de ninguna forma constituye una enfermedad, a veces los síntomas pueden afectar la vida cotidiana y requerir un tratamiento», explicó la Dra. Rosana Molina (M.N 75.793), médica ginecóloga.
«Dentro de los más comunes está el síndrome vasomotor, más conocido como sofocos y calores. Afecta entre el 75 y 85% de las mujeres que llegan a la consulta. Es una sensación de calor que va de la mitad del cuerpo hacia arriba con enrojecimiento de la cara, y se debe al desbalance del centro termorregulador de la temperatura (por la disminución de estrógenos), que se encuentra a nivel hipotalámico. La consecuencia más importante que presenta es la alteración en la calidad de vida, ya que durante la noche la mujer se despierta con este síntoma, y como consecuencia del calor transpiran, lo que deriva en insomnio», advirtió la especialista, quien además está al frente del consultorio de climaterio de Halitus Instituto Médico.
Las famosos calores relacionados a la menopausia se pueden atenuar con distintas terapias hormonales o con terapias naturales, como isoflavonas de soja. «En algunos casos se indican antidepresivos en bajas dosis. Si bien las terapias naturales no tienen contraindicación, ningún suplemento se puede tomar por cuenta propia porque requieren un control y la consulta médica», añadió Molina.
Otro tema de gran preocupación son los cambios genitourinarios. Durante esta etapa las paredes vaginales se vuelven más delgadas, secas y menos elásticas; siendo posible que se irriten, lo que a su vez puede producir mayor frecuencia y urgencia para orinar. Debido a esto, las relaciones sexuales pueden volverse dolorosas. «Es importante remarcar y trabajar con las pacientes el concepto erróneo de que la menopausia es percibida por muchas como el fin de la sexualidad y no sólo como el fin de la vida reproductiva«, advirtió la experta.
Uno de los tratamientos más populares es el que utiliza estrógenos locales, se trata de una estrategia terapéutica simple, ya que la respuesta vaginal a los mismos es rápida y sostenida. Las mujeres deben ser asesoradas acerca de las opciones terapéuticas disponibles: óvulos, cremas y geles lubricantes. «La mejor opción para cada paciente es, en gran medida, una cuestión de preferencia personal. El tratamiento con estrógenos locales mejora la sintomatología y la vida sexual en más del 50% de los casos. En las siguientes enfermedades no se pueden dar estrógenos, por eso están contraindicadas para pacientes con cáncer de mama, con insuficiencia cardíaca, hepática, renal, lupus, con tumores estrogenodependientes, tromboembolismo pulmonar (TEP), trombosis venosas e hipertensión no controlada», afirmó la especialista.
El cuidado en esta etapa se basa en un régimen higiénico dietético. Es decir, una dieta que sea rica en calcio, ya que los requerimientos durante la menopausia son de 1200 a 1500 mg. Con respecto a la alimentación, se deben consumir yogurt, leche, quesos, verduras verdes, pescados, (que es otra fuente de vitamina D además de la natural que es el sol), atún, salmón, semillas de lino, de chía, de girasol, de sésamo.
Asimismo, es fundamental acompañar el tratamiento con actividad física, caminatas o en cinta, por lo menos entre 35 a 40 minutos, 3 veces por semana. Si es menor a esa cantidad de tiempo, el músculo no trabaja. También, se puede realizar natación, ya que es preferible evitar ejercicios con impacto. Todo esto permite prevenir la pérdida de la masa ósea.
La ginecóloga recomienda a su vez, realizar los siguientes chequeos al entrar en la menopausia: una mamografía anual, un Papanicolaou con colposcopía, ecografía ginecológica transvaginal para evaluar ovarios, análisis de sangre que incluyan un perfil de colesterol, glucemia, hemograma completo, dosaje de hormonas tiroideas, y una densitometría ósea, que permite saber cómo están los huesos.
La prolongación de la vida de las mujeres hace que en la actualidad, vivan casi un tercio de su vida en menopausia, por eso es muy importante ofrecerles una buena calidad de vida. Existen especialistas y centros exclusivos para la atención de esta etapa, que las podrán ayudar no solo al tratar estas patologías sino también prevenirlas.