A mitad de agosto de este año, un domingo en el que me sentía muy triste, decidí que yo tenía que buscar apoyo. Seguramente no era la única que estaba pasando por esta situación. La pandemia nos había parado el tratamiento que casi casi íbamos a iniciar y con mi esposo nos sentíamos perdidos y apesadumbrados.
Empecé a buscar en la página de Halitus, ví unos testimonios y en la cuenta de Instragram o Facebook, ya no recuerdo, leí sobre los desayunos. Y ahí fui, le escribí un mail a Alicia y ella ese mismo día me mandó un Whatsaap. “Me iluminaste el día”, le dije. Y así fue.
Compartir un rato los sábados con las chicas y con Alicia te deja un sabor a solidaridad, si es que ese sabor existe. Aunque uno escucha testimonios donde hay mucho dolor, también hay mucho amor y en ese zoom circula fortaleza y acompañamiento entre nosotras.
Fue muy importante para mí encontrar este espacio, si bien no estoy presente todos los sábados, sé que tengo un lugar donde las que me escuchan me entienden.
Gracias Alicia por brindarnos tu tiempo, tus herramientas, tus consejos, tu experiencia de vida. Gracias por el amor.
Silvia Gómez